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La portavoz de la Asociación Nacional del Rifle, Dana Loesch, examina un arma. r. c.
Bala de seda

Bala de seda

La Asociación Nacional del Rifle se vale de una hábil oradora para defender con una imagen menos agresiva el derecho de portar armas, puesto en entredicho por las últimas matanzas en institutos

JAVIER GUILLENEA

Martes, 27 de febrero 2018, 00:12

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Dana Loesch es una brillante oradora, escribe libros, presenta un programa de radio, cuenta con 765.000 seguidores en Twitter, tiene ideas claras, una fotogénica imagen de mujer sofisticada, siempre duerme con una pistola al alcance de la mano y en su antebrazo luce un tatuaje con un pasaje de la Biblia en el que se llama a los cristianos a revestirse con la armadura de Dios. Lo tiene todo para ser la voz de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

Desde hace un año ejerce como portavoz de la poderosa organización que defiende el derecho a portar armas en Estados Unidos y lucha por rejuvenecer sus cada vez más envejecidas filas. A sus 39 años, Dana Loesch ha suavizado la imagen de una asociación que hace mucho ruido pero tiende a callar cada vez -y ya son muchas las veces- que algún adolescente irrumpe en un instituto con un arma en la mano y dispara contra todo lo que se mueva.

Recibió su bautismo de fuego la pasada semana cuando acudió a un debate en el que participaron estudiantes y padres del Marjory Stoneman Douglas, el instituto de Florida en el que Nikolas Cruz, de 19 años, mató a tiros a 17 personas el pasado día 14. En plena boca del lobo, Dana Loesch hizo lo que pudo ante la andanada de críticas que se vio obligada a soportar. Fue abucheada y encajó en silencio las invectivas con las manos cruzadas sobre el regazo. Fue un mal trago para ella, pero al día siguiente se desquitó.

«Los medios adoran los tiroteos porque las madres que lloran son de oro»

Ya en su terreno, Dana Loesch aseguró ante los asistentes a un encuentro político de los conservadores que los cinco millones de miembros de la NRA «no se verán engatusados al pensar que somos responsables de una tragedia en la que no tuvimos nada que ver» y acusó a los medios de comunicación de «adorar los tiroteos porque las madres blancas que lloran son una audiencia de oro». La portavoz de la asociación del rifle demostró así que es mucho más que una imagen. Es también un mensaje peligroso.

Loesch abandonó a los 20 años sus estudios de periodismo al quedar embarazada de su primer hijo. Abrió entonces un blog sobre maternidad que se popularizó a mediados de la década de 2000. Tras la elección de Barack Obama como presidente, se sumó al movimiento ultraconservador Tea Party y comenzó a presentar un programa de radio y a participar en debates como analista política. Según cuenta en su libro 'Manos fuera de mi arma: derrotando la trama para desarmar a América', comenzó a llevar pistola tras recibir un correo electrónico amenazante. Y, desde entonces, no se ha apartado de ella.

Tacones y subfusil

En el libro, en el que aparece retratada con un ceñido vestido rojo, largos tacones y un subfusil entre las manos, Dana Loesch compara los esfuerzos de control de armas con la propaganda nazi y estalinista. La portada de la publicación es un buen resumen de la exitosa estrategia de la Asociación Nacional de Rifle al designar a la nueva portavoz. Su mezcla de glamour, armas y radicalismo ha ampliado la base de la organización, que ya no solo se nutre de veteranos ultraconservadores. «Tiene salsa picante sin tener la personalidad de un hombre blanco enojado», han dicho de ella sus críticos.

Dana Loesch se crece en las redes sociales y en los medios afines de comunicación, lo que hace las delicias de sus seguidores. En junio de 2017 publicó un vídeo en el que, junto a imágenes de disturbios en las calles de Estados Unidos, advierte del riesgo de un colapso social. «Utilizan sus escuelas para enseñar a los niños que su presidente es Hitler. Utilizan a sus estrellas de cine y cantantes y programas de comedia y premios para repetir su narrativa una y otra vez», afirma con rostro serio. «La única manera de detener esto, la única forma en que salvamos a nuestro país y nuestra libertad -concluye- es combatir esta violencia de mentiras con un puño cerrado de verdad». Por estas palabras la acusaron de incitar a la violencia, pero ella lo niega. «Son invenciones», dice con una sonrisa en el rostro y un arma en la mano.

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