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Impresionantes vistas desde uno de los acantilados de Benissa. M. C.
Al trote por los acantilados de Benissa

Al trote por los acantilados de Benissa

El paseo ecológico que transcurre desde el puerto deportivo hasta la cala de la Fustera ofrece una ocasión para entrenar cuestas, pasear y aprender sobre la fauna y flora del litoral mediterráneo

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Viernes, 11 de junio 2021, 18:09

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Correr o pasear mientras se aprenden curiosidades sobre el ecosistema del Mediterráneo y, además, disfrutar de unas vistas especialmente bellas si se dirige la mirada hacia el Peñón de Ifach. Esto es lo que ofrece el escarpado litoral de Benissa. El Ayuntamiento, además, ha tenido a bien acondicionar la zona para que sea utilizable, prácticamente, por cualquier visitante.

Pasarela de madera accesible para todos los visitantes.
Pasarela de madera accesible para todos los visitantes. M. C.

Con zonas de descanso, escalones y senderos amplios, el paseo ecológico puesto en valor hace más de 15 años es una auténtica joya para quienes acudan al entorno marino con expectativas superiores a tomar el sol o a tomar algo en un chiringuito. Que también. Para ambas cosas, especialmente recomendable es la cala de la Fustera. También tiene su encanto un chiringuito que hay en el puerto deportivo Les Bassetes, que separa el litoral de Benissa y el de Calpe.

Esta ruta se va a centrar en ese paseo ecológico ubicado en el primer término municipal, pero un corredor motivado puede sacar una más que aceptable tirada si prosigue hacia el sur, trotando con la mirada fija en el Peñón de Ifach. Y no es, desde luego, un mal plan.

Paseo ecológico de Benissa une la Bahía de les Bassetes con las diferentes calas de la localidad.
Paseo ecológico de Benissa une la Bahía de les Bassetes con las diferentes calas de la localidad. BENISSA TURISME

No empecé desde el puerto, pues me hallaba alojado en un chalé en la urbanización que hay encima de la Fustera, y que se conoce con el mismo nombre de la cala. Por cierto, desde este punto hay que descender hacia el mar por cuestas que, al subir al final de la tirada, picaban de lo lindo. Hasta el punto de tener que parar a caminar, con esa sensación de tener los pulmones a punto de reventar. Tramos inmejorables para realizar unas series de cuestas, de esas que tanto duelen pero que tan bien nos vienen a los corredores a hora de fortalecer las 'patas', como coloquialmente llamamos a nuestras piernas.

Arranqué desde ese punto, descendiendo algo más de un kilómetro hasta la cala de la Fustera. Ahí, en lugar de quedarme a desayunar -algo especialmente tentador en un día lluvioso como fue el mío-, tomé dirección norte. Primera ruta hasta la cala Advocat: está amenizada con ocho paneles o paradas, donde se explica, de forma breve, la composición de todo un ecosistema marino que compone el parque natural del Peñón de Ifach, que se ha quedado a nuestra espalda.

Para corredores, se trata de una primera 'minitirada' de alrededor de un kilómetro hasta llegar a un punto por el que está prohibido el paso, ya que se trata de una zona cerrada por el peligro de desprendimientos. Toca volver hacia la Fustera. Llegado hasta este punto, se inicia la segunda ruta guiada, una vez más en ascenso. Cómodo para paseantes, pues en el entorno se han elaborado unos escalones que facilitan el avance. También a la hora de practicar running, pero toca exigir a los pulmones, ponerlos a prueba. La tentación reside en parar en los paneles, a aprender más sobre la posidonia mientras se recupera algo de oxígeno.

Un visitante, junto a uno de los numerosos carteles informativos sobre el itinerario y su diversidad.
Un visitante, junto a uno de los numerosos carteles informativos sobre el itinerario y su diversidad. M. C.

Este segundo tramo, en dirección Calpe, es algo más largo, pero con una orografía similar: un continuo sube y baja en el que para alcanzar un buen ritmo de carrera hace falta contar con notable condición física. Como no era mi caso, aproveché para realizar varias paradas con la excusa de tomar las fotografías con las que ilustrar este artículo.

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Llegué hasta el puerto, por el que también se puede trotar unos metros. Recomendable es llegar hasta el faro que hay en la bocana, desde donde se puede observar la inmensidad del mar y tomar alguna fotografía. Sí, de esas de redes sociales, para el postureo que forma parte del ADN, no vayamos a negarlo ahora, de gran parte de nosotros, los corredores.

Imagen principal - Al trote por los acantilados de Benissa
Imagen secundaria 1 - Al trote por los acantilados de Benissa
Imagen secundaria 2 - Al trote por los acantilados de Benissa

E insisto, si no paráis en este punto a tomar una caña en una mesa asentada sobre las rocas, podéis seguir quemando kilómetros en dirección al Peñón de Ifach, ya en término de Calpe, pero en un terreno también de acantilados hasta llegar a un punto, ya en el núcleo urbano, más llano. Pero esa sería otra ruta, o la misma, porque es lo que tiene el litoral de la Marina, que además de ser un aula natural, ofrece un espacio inmejorable para correr.

En mi caso tocó emprender el regreso hacia la urbanización, donde me esperaba ese kilómetro que hacía 8.000 metros había descendido con el freno de mano puesto. Me tocó, esta vez, subir bajo la lluvia y abriendo mucho la boca, tratando de absorber una ración extra de oxígeno. Suerte que en la meta me esperaba un baño en la piscina con el agua aún fresca y reconfortante de junio... y un suculento almuerzo.

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