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Un hombre camina por el embalse vacío de Mansilla, en La Rioja. La ausencia de precipitaciones ha hecho emerger el antiguo pueblo que había quedado sumergido bajo el agua. :: césar manso/afp
El campo clama al cielo

El campo clama al cielo

En Tierra de Campos, el granero de España, hace once meses que no llueve. Una sequía severa arruina la campaña del cereal y amenaza otros productos

FERNANDO MIÑANA

Viernes, 28 de abril 2017, 19:38

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En Galicia, esa esquina de España donde el resto del país piensa que la vida transcurre bajo una fina lluvia, no se han mojado en todo el mes. Llovió el día 1 y no ha vuelto a caer una gota en abril. Sus proverbiales prados verdes de jugosa hierba están a punto de marchitarse. Y así está siendo en casi toda España. Dónde quedó aquello de 'En abril, aguas mil'... Una primavera inusualmente seca tiene a los agricultores de los cuatro puntos cardinales mirando al cielo. Humildes campesinos que suplican algo de lluvia porque los cultivos agonizan y las cosechas están a punto de echarse a perder.

Tierra de Campos es una comarca con 160 pueblos que se desparrama por León, Palencia, Valladolid y Zamora. Es conocida como 'el granero de España' porque gran parte de la producción cerealística procede de allí desde los tiempos de la Hispania romana. Pero esta campaña el cultivo agoniza por una sequía severa que va a comprometer casi toda la producción. «El anterior invierno y la anterior primavera fueron tan húmedos como siempre, pero por San Isidro, el 14 o el 15 de mayo, dejó de llover y sufrimos una sequía tremenda. No llovió prácticamente nada en verano, lógico, pero tampoco en otoño, invierno y lo que llevamos de primavera. No han caído más de 120 o 150 litros por metro cuadrado. Una miseria. En Tierra de Campos están así once meses y es casi un desierto», alerta Donaciano Dujo, presidente de Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) en Castilla y León, la comunidad más castigada.

Ahí están al límite. O llueve copiosamente en los próximos quince días o la cosecha de cereales se echará a perder. Y, aunque lleguen las ansiadas precipitaciones, el sector pide que se declare 'zona catastrófica' a toda la comunidad porque ya se habla de una merma en la cosecha del 35 o el 40 por ciento de la media de años anteriores, en torno a los quince millones de toneladas. Y todo hace pensar que la cadena acabará con una subida de la barra de pan, porque lonjas como la de Salamanca ya han aprobado subir los precios de los cereales. «La sequía no solo repercutirá en el consumidor -avanza Dujo-, sino en la economía de toda Castilla y León: desde el que vende maquinaria agrícola hasta el que se dedica al abono o a las semillas. Aunque no creo que por esto vaya a subir el precio de la cesta de la compra de una manera desorbitada».

Dujo, que también es vicepresidente nacional de Asaja, pormenoriza el daño de la sequía en las nueve provincias de la comunidad autónoma más extensa de España, donde lo normal es recolectar 3.300 kilos por hectárea y donde ahora temen que la tierra no dé más de mil, como en el ruinoso 1992 que ahora acude a la memoria de los veteranos. «En la agricultura de secano, con dos millones de hectáreas, está todo afectado, mayoritariamente en Ávila y Salamanca, pero especialmente en Tierra de Campos. En este momento, y pudiendo ser aún peor si sigue sin llover, vamos a tener menos de un 50% de lo que sería una cosecha normal. En el regadío, con medio millón de hectáreas, 200.000 tienen problemas de riego, muy serios en las cuencas del Órbigo y del Carrión. El resto tiene agua pero no les aprovecha: tienen que regar más para que cunda la mitad que en un año corriente. Los del Órbigo y el Carrión tienen ahora mismo un dilema: regar lo que tienen plantado con lo poco que les da o no regar y apostarlo todo a la patata, la remolacha o el maíz; una decisión traumática».

«Está siendo un año dramático»

  • Lorenzo Ramos, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y ganaderos (UPA), no se anda con rodeos al evaluar la situación del campo en España «Está siendo un año catastrófico». Pero se apresura a recordar que en el Mediterráneo llevan años de escasez. «Falta agua para regar en la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería, y aunque son zonas en las que ha llovido, no tienen asegurado el riego».

  • En el resto de España «está todo muy seco y afectado», añade, y que además de Castilla y León, también hay un problema grave en Extremadura en las plantaciones de secano y, «como en toda la Península, si no llueve en primavera se perderá el cereal». También detalla que es necesario que llueva, pero no de manera desastrosa. «Da miedo que lo que vengan sean tormentas con granizo, que hacen un daño tremendo, como acaba de suceder en Albacete».

  • Aunque este contratiempo puede tocarle el bolsillo al consumidor, los verdaderos afectados son la gente que vive del campo agricultores y ganaderos. «Este invierno, por las heladas, subió el precio de las hortalizas a niveles desorbitados. Si hay escasez de producción, saltan las alarmas y empieza la especulacion; se encarece el producto sin que el agricultor cobre más. A los agricultores les subieron los precios tres días, pero a partir del cuarto dejaron de hacerlo mientras en los mercados seguían cobrando igual. Los únicos que ganan con todo esto son los intermediarios y las grandes multinacionales de la distribución».

  • Ellos son el eslabón más débil de la cadena. Como los agricultores y ganaderos extremeños, indignados debido a que los seguros no les cubren por la sequía porque el satélite que utilizan para determinar si una región la padece concluyó que no se producía en esta comunidad. «El sistema de teledetección falla y ya hemos denunciado en años anteriores que puede dar un fallo. Lo pertinente es que hagan visitas sobre el terreno, que para algo tienen peritos, tasadores...».

  • Al final, Lorenzo Ramos, como todos, mira al cielo. «Esperemos que llueva y no empeore la situación».

En su análisis, Dujo no se olvida de los ganaderos. «El extensivo sufre que no hay pastos y tiene que gastar lo que no tiene, y el intensivo tiene problemas de forraje y paja. Hay una gran incertidumbre y será catastrófico si no llueve en abundancia ya mismo. Estamos en una situación en la que las administraciones tienen que dar el do de pecho: no pueden dejar que se arruine el sector».

La 'Mesa de la sequía'

El Ministerio de Agricultura, a instancias de las diferentes asociaciones del sector, ha convocado para hoy la Mesa de Adversidades Climáticas, conocida como la 'Mesa de la sequía', porque, como apuntan otras fuentes de Asaja, «si en diez días no llueve, el resto de España estará igual que Castilla y León».

Los labradores pedirán modificaciones extraordinarias; que el ministerio pida ayudas a la Unión Europea, que contempla unos mínimos cuando se dan unas circunstancias climatológicas concretas; que se baje el IRPF para aquellos que apenas reciban ingresos; que las confederaciones hidrográficas hagan rebajas notorias según el grado de «no regabilidad» de cada comunidad; el plus de financiación para las explotaciones que están en reconversión; préstamos a interés cero para equilibrar la falta de liquidez, con dos años de carencia y a largo plazo... En conclusión, un balón de oxígeno para los trabajadores de un campo reseco, que temen un ejercicio devastador.

Pero el cereal no es la única amenaza. El olivo, los viñedos, el almendro, los pastos... Hay mucho terreno pendiente de las nubes. Porque a la falta de lluvias hay que sumarle las altas temperaturas y, en algunas regiones, como en Navarra, fuertes vientos que hacen que todo se reseque. El calor ha acelerado el crecimiento vegetativo del cereal, pero ahora falta el agua para que madure y cuaje el grano. En Andalucía el olivar ya está en floración y para el cuajado del fruto debe llover en los próximos días.

Sin lluvia, los pastos se secan y el ganado no tiene qué comer. El forraje y la paja también escasean y los propietarios se ven obligados a recurrir al pienso, mucho más caro, para alimentar a los animales, encareciendo el proceso de producción. La Organización de Productores de Leche (OPL) advierte de que este año puede ser «catastrófico» y recuerda que, además de la falta de forrajes, la escasez de agua, especialmente en los pozos, es un problema para que las reses beban y para limpiar la maquinaria. En Galicia, aunque parezca increíble, la Xunta ha pedido el control del consumo del agua después del mes más seco en la comunidad desde que existen registros.

«Los costes de la alimentación se van a disparar; de hecho, ya se están viendo afectados en la recogida de heno segado para ensilar», destacan desde el portal de OPL, donde cunde el pesimismo por la subida de los costes de producción de la leche. «Con eso nos sumiremos más aún en el pozo en el que se encuentra casi ahogado este sector y del que cada día es más difícil salir». De marzo de 2016 al de este año, el precio de los cien litros de leche ha subido 1,26 euros, según el Observatorio del Mercado de la Leche de la UE.

Experiencia de regantes

El precio de la paja ha subido entre un 30 y un 40% en toda España y el forraje es muy escaso esta temporada. El coste varía según su procedencia. En Salamanca se paga la tonelada de paja a cien euros, cinco más que en Ávila, las dos provincias con más demanda de Castilla y León por su mayor cabaña ganadera. En Galicia se cotiza a 130 euros, y en Andalucía, a 140.

Porque no solo sufre Castilla y León. También Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Canarias y Extremadura, como alertan las diferentes asociaciones de agricultores. Una noticia que hace sonreír a sus colegas de la Comunidad Valenciana, Murcia o Almería, donde llevan años sufriendo la desertificación del territorio y haciendo verdaderas virguerías para sortear la escasez de agua.

En el flanco mediterráneo, curiosamente, el invierno ha sido inusualmente húmedo. España del revés. Ha llovido más de lo normal, pero es agua que acaba en el mar. Es el ejemplo que pone un 'llaurador' valenciano: «Es como si a principio de mes te dieran 30 barras de pan. Está muy bien, pero a los cuatro o cinco días está duro y enmohecido. Lo que necesitas es una barra cada día».

A su favor, valencianos, murcianos y almerienses tienen años de experiencia en resistir sin agua. Las cuencas del Segura y del Turia están bajo mínimos y llevan años de racionamiento. En algunos puntos de la huerta de Valencia pagan 35 céntimos por metro cúbico para regar.

Los agricultores colapsaron Murcia a principios de abril llevando más de 400 tractores y camiones a las principales avenidas de la ciudad para reclamar más agua. Calculan que, si se dejan secar los frutales, la región perderá 20.000 puestos de trabajo en una comunidad en la que 100.000 trabajadores viven de la agricultura. Por eso su expresidente, Pedro Antonio Sánchez, reclamaba un Pacto Nacional del Agua, como los regantes de Valencia llevan años suplicando que parte del caudal del Ebro que acaba en el mar se desvíe a su tierra.

Y si las nubes siguen sin romper empieza a preocupar hasta la producción de energía hidráulica, que ya se resintió en 1992, 2005 y 2012. Todos miran al cielo.

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