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Tres curas y cuatro laicos componen esta banda surgida en Alcalá de Henares por iniciativa de Alberto Raposo, a la derecha. :: óscar del pozo
La Voz del Desierto: el rock de la sacristía

La Voz del Desierto: el rock de la sacristía

Tres curas y cuatro laicos integran La Voz del Desierto, una banda que 'revienta' parroquias con su pop rockero y que ha salido hasta en la CNN. «No nos vamos del concierto sin confesar a gente del público»

ANTONIO PANIAGUA

Domingo, 2 de abril 2017, 21:05

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Ni sexo ni drogas, pero sí rock & roll. Los miembros de La Voz del Desierto han sustituido las muñequeras de pinchos por el alzacuellos y las calaveras por el crucifijo. Son tres curas y cuatro laicos de gustos eclécticos que comulgan con el pop y coquetean con el heavy y el rap. Con cinco discos en su haber y el sexto a punto de salir, quieren atraer a la sacristía a los cachorros del catolicismo. Y nada mejor para reclutar nuevas vocaciones que entonar los ritmos tribales de la juventud. En sus álbumes, que llevan títulos tan piadosos como 'Hágase en mí tu voluntad' o 'La llamada' no caben el libertinaje, la irreverencia ni lo libidinoso. Antes de cada concierto, los componentes del grupo rezan y se encomiendan a Dios. A juzgar por los resultados, parece que la Providencia les acompaña. «El otro día, al acabar el concierto, nos tiramos tres horas confesando. No nos vamos del concierto antes», dice Alberto Raposo, fundador del grupo y párroco de la iglesia San Sebastián Mártir de Arganda del Rey (Madrid).

Los curas Julio Alejandre (bajo), Alberto Raposo (guitarra eléctrica) y Jesús Javier Mora (voz) compaginan el ministerio sacerdotal con la mesa de mezclas. Les secundan en la aventura los legos Daniel Gómez (voz), Alejandro de Dios (guitarra), Pedro Martínez (teclados) y Jesús García (batería). La historia de La Voz del Desierto comenzó en 2004, cuando tres estudiantes de Teología se juntaron en el seminario de Alcalá de Henares (Madrid) y planearon crear un conjunto musical para culminar un encuentro diocesano de jóvenes. «La cosa fue bien, resultó una experiencia agradable y nos empezaron a llamar de parroquias para ver si podíamos tocar. Grabamos después un disco y un videoclip y así hasta ahora», apunta Raposo.

En su caso, el hábito no hace al monje. Prescinden de las melenas y la indumentaria metalera para presentarse como buenos chicos recién salidos del centro parroquial. La única concesión a la moda son unas gafas de sol negras. Por lo demás, no se apartan del rebaño y cuentan con el plácet del obispo de Alcalá, el muy conservador Juan Antonio Reig Pla. «El rock es un medio estupendo de evangelización. El señor obispo nos anima. Todos nuestros conciertos acaban con la bendición», dice el sacerdote.

Sin descuidar a su feligresía, aprovechan los fines de semana para ensayar y actuar fuera de su demarcación. Pero antes tienen que cumplir con sus deberes parroquiales. Hace unas semanas oficié un entierro, dije dos misas y a las dos de la tarde nos metimos en la furgoneta; nos cominos un bocata y nos fuimos a tocar, aunque al día siguiente teníamos que estar pronto en pie en nuestras iglesias. Nada de irse de copas».

Sacerdotes las 24 horas

Por ahora carecen de 'groupies', si bien tienen una buena porción de seguidores en las redes sociales. Antes de saltar al escenario se santiguan y rezan un Padrenuestro, no por ahuyentar la mala suerte, sino porque son sacerdotes las 24 horas del día. En su día ficharon por Universal, el mastodonte de la industria musical en cuya nómina figuran Metallica y la provocadora Lady Gaga. Su nueva discográfica, Safira Music, con la que firmaron hace unos meses, colocará su sexto elepé en las grandes superficies, lo que demuestra que el rock parroquial tiene su público. «Nuestro objetivo es predicar la palabra de Dios. La música es un medio. Y sí, antes de actuar y de ensayar pedimos al Señor que cuide de nuestro concierto para poder tocar muchos corazones».

A Pedro Martínez, que en su día acompañó a Lola Flores, le molesta que se saque a colación el parentesco del heavy metal con la tradición demoníaca. «Hay rock satánico y rock que no lo es. Cualquier tipo de música se puede utilizar con fines espurios. Todo tiene ver con la letra. El reguetón puede ser machista, pero no todos los temas lo son», apunta este laico que tiene doble militancia. Además de en La Voz del Desierto, actúa en Getsemaní, otro grupo de inspiración católica.

Los integrantes de la banda prepararán en verano las maletas para hacer por segunda vez las Américas. Los días de gira los sacan a cuenta de sus vacaciones. Ya estuvieron en Dallas y salieron en la CNN y ahora repiten para pisar los escenarios de Nueva York, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Oklahoma y de nuevo Dallas. Tienen buena prensa en EE UU, pero su concierto más memorable se celebró en 2011, cuando actuaron en Madrid dentro de los eventos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) ante Benedicto XVI.

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