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Vázquez Montalbán, en el restaurante valenciano Les Graelles, en una imagen de 1993.
El intento de resucitar a Pepe Carvalho
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El intento de resucitar a Pepe Carvalho

Como soy un exagerado, esta estratagema editorial con el novelista Carlos Zanón creo que es una profanación (literaria)

ANTONIO VERGARA

Sábado, 21 de enero 2017, 22:39

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Al parecer, no hay ideas culturales nuevas. El novelista Carlos Zanón ha llegado a un acuerdo con la editorial Planeta y los herederos de Manuel Vázquez Montalbán para resucitar el personaje del detective-gastrónomo Pepe Carvalho.

Mal asunto. Alguien que ha publicado un libro homenaje a los 'Bee Ges', indica que es, todavía, un adolescente a pesar de haber cumplido 50 años. Pepe Carvalho jamás fue un adolescente porque el franquismo se lo impidió. Además, y esto es lo fundamental, Pepe Carvalho no existió literariamente. Pepe Carvalho y Vázquez Montalbán fueron un mismo personaje y la misma persona, literaria y real. No se debe pretender traerlo a la vida. No hay 'imitación a la vida' posible tratándose de Manolo Vázquez Montalbán / Carvalho. Conocí tan a fondo a Pepe Carvalho y fui tan amigo de Manolo que esta jugada editorial tan oportunista decepcionará a todos los amigos de una persona / personaje irrepetibles.

Una pista. A Carvalho les gustaban las canciones de su memoria sentimental de hijo de un represaliado (su padre, encarcelado varios años) que recrea en su libro 'Crónica sentimental de España', y para nada los 'Bee Gees' ni 'Elvis Presley, Rey del Universo', del sosía de Vázquez Montalbán.

Como soy un exagerado, esta estratagema editorial creo que es una profanación (literaria) de Manolito Carvalho. Lo de Zanón saldrá en 2018 y apuesto doble contra sencillo a que será un refrito semejante al de los hermanos Coen con la memoria cinematográfica del clasicismo norteamericano. No he visto una copia tan infamante y torpe como su 'remake' 'Valor de ley' (2010).

Conocí personalmente a Pepe Carvalho en 1979, comiendo paella de marisco en un restaurante de la Malvarrosa, tres meses antes de que le concedieran el Premio Planeta por su novela 'Los Mares del Sur'. Recuerdo que tuvimos una conversación muy interesante y política mientras orinábamos (el uno al lado del otro) en los lavabos del restaurante. El tema fue el de un juez, Forteza, quien, a la sazón, había emprendido una campaña de persecución contra los puticlubs de Valencia. Ordenó varias redadas. Se presentaba con la policía en estos lupanares y detenía a, como dicen los progres, «las trabajadoras del sexo». Uno de los que clausuró se llamaba Las Divinas. Estaba junto al campo de Mestalla. En los días de partido grande (Valencia-Real Madrid) había lleno, en Las Divinas y en el campo.

Después de aquella primera y trascendental conversación, fuimos grandes amigos. Y hablábamos mucho, pero más de cocina y gastronomía que de política. En cierta ocasión (1984) estábamos comiendo en Casa Leopoldo (Barcelona) y antes de que llegara el postre, se levantó repentinamente y sentenció irónicamente: «Me voy. Tengo una reunión en el comité central del PSUC». El PSUC era la versión catalana del PCE.

Pocos vieron cocinar a Pepe Carvalho. Uno de los pocos fue este servidor, pinche en su casa de Vallvidrera y en su masía de Sant Miquel de Cruïlles, en el Baix Empordà. Juntos y con nuestras respectivas recorrimos varios restaurantes del Baix Empordà y Barcelona. Él era mi guía 'Duchemin': Big Rock (Palamós) y la cocina marinera del cinéfilo Carles Camós; Cypsele (Palafrugell) y el 'niu' una receta catalana paleolítica; Cruïlles (la masía de Manolito, Anna y Daniel), lentejas sin sal porque al detective ya le habían instalado un by pass; La Odisea (Barcelona), huevos fritos con caviar del poeta Antonio Ferrer; Casa Leopoldo (barrio del Raval, Barcelona), 'cap i pota'; Masía del gestor Fuster (Villores, Els Ports, Morella), huevos en contacto con trufas durante varias semanas. Sí, el personaje del gestor Fuster de su serie Carvalho existía de verdad. Un 'juego privado' ('private joke') del detective.

Él y Xavier Domingo, entre otros, vinieron a Valencia para testificar en mi favor cuando me procesaron (en 1977) por presuntas injurias al restaurante Río Miño (calle Mossén Femades). Cuando el abogado del restaurante, Sancho Tello, le interrogó así: «Señor testigo, si usted hubiera leído en la carta del restaurante 'salchichón tan reseco como los pergaminos del Mar Muerto' o la 'ensaladilla recordaba, por su sabor, al autárquico limpiametales Sidol', ¿hubiera pedido esos platos?». Vázquez Montalbán respondió con rostro de póker: «Si estaban en la carta, sí».

Si viviera hoy no afirmaría que Rajoy es un facha. Era demasiado inteligente.

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