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Miércoles, 18 de enero 2017, 20:33
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Los voluntarios de Cáritas le acaban de regalar una estufa a María. Sin ella, tendría que escoger entre calentarse o pasar hambre. Los hijos de Adriana duermen juntos en el salón, la única habitación en la que pueden permitirse encender el radiador. Ella está en el paro y las cuentas no salen.
La ola de frío no ha congelado los contadores. Según Cruz Roja, las familias en situación de pobreza energética han crecido un 20% desde 2014.
Los kilovatios corren y muchos necesitan ayuda para pagar la factura. Pero hasta quienes tienen trabajo, la temen. Mientras continúe el frío, los abrigos seguirán puestos dentro de muchas casas.
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