La nueva cruzada europea
Medio millar de guerreros de once países combaten en el castillo de Belmonte, en Cuenca. «Es la Champions medieval»
ANTONIO CORBILLÓN
Miércoles, 14 de octubre 2015, 20:33
"Cuando te quedas solo en un castillo como éste te sientes pequeño. Toda la historia se te viene encima", reconoce desde su fortaleza de Belmonte (Cuenca) Javier Fitz-James Stuart Soto, conde de Montalvo. En su patio de armas se firmó en 1480 el fin de la Guerra de Sucesión, que acabó con la disputa dinástica entre Juana la Beltraneja e Isabel I de Castilla. Un cuarto de siglo antes, Juan Pacheco, primer marqués de Villena y, a la postre, defensor del bando perdedor, decidió construir allí su atalaya. Aquí se recluyó la emperatriz Eugenia de Montijo, consorte de Napoleón III. Ella fue la primera que decidió remozar el imponente inmueble.
Red de Castillos y Palacios Turísticos
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TURISMO MEDIEVAL
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Javier Fitz-James Stuart, ex de Isabel Sartorius y esposo de María Chávarri, es el gran impulsor de la naciente asociación de oferta de turismo medieval.
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El conde de Montalvo dejó la banca internacional y, en cinco años, ha logrado que su castillo llegue a 200.000 visitantes y sea rentable.
Al peso de esa historia que cita el conde no podían faltarle sus fantasmas. Los empleados del castillo, convertido ya en el mayor parque temático medieval español, le han contado alguna vez a su dueño que las cámaras de seguridad han registrado actividad del ascensor interior sin que nadie lo llame. Y, alguna vez, las luces de la taberna se encienden de madrugada. Ese bar está presidido por una gran foto de Charlton Heston, cuando grabó El Cid en 1960. De aquel rodaje también se cuenta una anécdota que ayuda mucho a escenificar la épica de Belmonte. "Juro que he visto una mujer ahí arriba, en la torre del homenaje", gritó el actor en pleno rodaje. Su director, Anthony Mann, empezaba a cansarse de sus excentricidades. Dicen que un lugareño le espetó: "No pasa nada, hombre. Solo es el fantasma de Eugenia de Montijo ¡Acostúmbrate!". Otros directores como Vicente Aranda (Juana la Loca), Paul Verhoeven (Los señores del acero) y algunos más han aprovechado los encuadres que ofrece este escenario.
En los últimos cinco años, el conde de Montalvo y su primo Hernando de las Bárcenas Fitz James lo han convertido en el castillo mejor conservado del país. "Tenemos 1.200 fortalezas en España y 70 u 80 son dignas de figurar en una red como los Castillos del Loira (Francia) o la ruta que hay en Escocia", reclama este noble (Jerez de la Frontera, 1966). En ese empeño centra su actividad después de una ajetreada vida como gestor financiero en la city de Londres que dejó atrás.
Desde que abriera sus puertas al gran público hace cinco años, 200.000 personas han participado en una amplia oferta que retrocede el reloj cinco siglos. Ahora, Belmonte quiere ser la puerta de entrada en España de los combates medievales profesionales. Desde hoy y hasta el lunes se van a enfrentar 40 equipos y 500 guerreros llegados de once países, en especial de Europa del Este, zona donde tienen un gran arraigo. "Es lo más parecido a una Champions League de torneos medievales", afirma orgulloso su noble mentor.
Cuerpo a cuerpo de verdad
Olviden cualquier prejuicio o parecido con esa moda de los mercados medievales en los que se puede degustar un pincho de chorizo horneado en un camping gas en lugar de una auténtica hoguera al espeto. Y también esos simulados de la lucha americana. No se trata de peleas coreografiadas o un espectáculo visual sino de una competición de contacto de alto nivel. "De un golpe te podrían arrancar la cabeza. El público verá combates reales con golpes a plena potencia. Aunque las reglas son muy estrictas y los golpes no suelen pasar de contusiones", explica el titular de la casa de los Montalvo.
En la Edad Media los combates eran a vida o muerte. Aquí hay que volver a trabajar tras el Puente del Pilar, así que para evitar sorpresas, un hospital de campaña en el mismo palenque del castillo atenderá cualquier incidente. Duelos de a dos, cinco contra cinco... hasta un choque de 21 contra 21 que sería la envidia de los casting de Juego de Tronos. Las armas son homologadas y no tienen punta ni filo, pero son reales. La calidad del acero moderno garantiza la seguridad de los protectores. Quince árbitros darán sus veredictos, normalmente a los puntos, como en el boxeo. Pero el que cae al suelo queda eliminado.
El revival de medievalismo que están generado seriales como el citado Juego de Tronos (que se ha rodado en Peñíscola) llenará los graderíos de Belmonte, con más de 4.000 asientos. No faltarán comidas de época, exhibiciones de cetrería, artesanos y cocineros, muchos llegados de las cortes europeas. Frente a ucranianos, bielorrusos o escandinavos, los españoles todavía están en pañales, aunque el apoyo de Belmonte y otros señoríos feudales han conseguido que compitan seis equipos. Cristian Bernal, presidente de la Liga de Combate Medieval española, pone sus esfuerzos en "visualizar el combate y reconsiderar lo que he hecho mal porque los errores ayudan a mejorar".