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Susana Camarero (c), Blanca Hernández (i) y Pilar Menchón (d) presentan el estudio.
El miedo, clave para que las víctimas de violencia de género no denuncien

El miedo, clave para que las víctimas de violencia de género no denuncien

La reacción de los hijos, la vergüenza o la situación económica son parte de los pánicos que sienten estas mujeres

Daniel Roldán

Jueves, 23 de julio 2015, 14:13

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El peso de los inhibidores para que las víctimas de la violencia de género no acudan a una comisaría o un juzgado a denunciar se ha repartido entre más factores. Los profesionales que tratan a estas mujeres -22 han muerto en estos primeros siete meses del año en manos de sus maridos o exparejas- han constatado que ciertos indicadores van perdiendo importancia, por ejemplo la culpabilidad. Las mujeres ya no se sienten responsables de los maltratos y solo el 9,22% indicaban en la pasada Macroencuesta de Violencia contra la Mujer este motivo como causa de no denunciar.

El temor a las represalias también desciende, ya que confían en que la justicia las protegerá si denuncian y sí creen en la efectividad de las medidas de protección, según el estudio Sobre la inhibición a denunciar de las víctimas de violencia de genero presentado esta mañana por la secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Susana Camarero, y la delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Blanca Hernández, que incide algo más en los datos de ese gran informe presentado a finales de marzo. Las presiones familiares o del entorno también han descendido (un 3,92%, según la macroencuesta), lo cual es un indicador del rechazo social a esta lacra.

Pero luego están los miedos, que atenazan a una de cada cuatro mujeres que no denuncian. La macroencuesta aseguraba que solo el 28% de las mujeres acudían a la Policía o al juzgado de guardia. El pánico al maltratador y sus reacciones, al proceso judicial (sobre todo, recalcan, su duración) o al no ser creídas están entre los miedos compartidos en el estudio. Luego está todo el apartado del día después: cómo podrán salir adelante solas, si encontrarán un empleo o si pueden perder a sus hijos. Los descendientes son claves. Ellas se sienten responsables de sus hijos y por eso no quieren perjudicar al agresor con una denuncia. Temen que los hijos les echen en cara que le haya apartado de su padre, explica Pilar Menchón, la psicólogo y criminóloga que ha realizado el estudio.

Otro de los factores es la vergüenza de tener que repetir ante un tribunal lleno de desconocidos el drama que han tenido que sufrir durante años. Ante estos inhibidores, el estudio considera que es fortalecer a las víctimas para que no hagan este camino solas, ayudarles para que sean capaces de identificar lo que les está ocurriendo; acompañarlas en todo el proceso pero, sobre todo, en los primeros momentos de su toma de decisión y reconocer que es necesario respetar los ritmos de cada mujer y sus decisiones.

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