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Martes, 15 de julio 2014, 17:25
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Robert y Jessica Foster son una pareja con una fuerza de voluntad tremenda. Ambos llegaron a pesar 278 kilos entre los dos y tomaron la decisión de dar un giro radical a sus vidas por motivos de salud y para sentirse bien con ellos mismos. Comenzaron a hacer ejercicio en 2012 y lograron su propósito el presente año a base de ejercicio y una dieta equilibrada: bajaron 127 kilos entre ambos, ahora pesan 75 kilos cada uno.
Hartos de los inconvenientes que les suponía su sobrepeso, Robert y Jessica Foster se propusieron tomar cartas en el asunto. No poder acompañar a sus cuatro hijas al parque por cansarse muy rápido, problemas de salud y sentirse incómodos con su físico, fueron las causas principales para que cambiaran a un estilo de vida mucho más saludable.
Jessica empezó a hacer deporte asistiendo a clases de Zumba y, poco a poco, fue aumentando su actividad física. Daba largos paseos a pie y también en bicicleta. A Robert le costó más, redujo el número de comidas y se inició en el tenis, aunque no estaba totalmente entregado a la causa. En diciembre de 2012 los dos ya pesaban varios kilos menos, hecho que les motivó a practicar más actividades como natación recreativa junto a sus hijas y amigos.
Paulatinamente le fueron cogiendo gusto al deporte hasta el punto de empezar con el running. Su primera carrera fue de cinco kilómetros, donde Jessica llegó en primer lugar y Robert logró acabarla con alguna dificultad, sin embargo su actitud era otra, quería superarse.
"El ambiente en la carrera, la motivación y la sensación de ir logrando cosas se convirtió en una adicción. Después de ese día prometí que caminaría al trabajo sin bajar la marcha", le contó Robert a CNN y explicó que siguió participando en carreras hasta lograr su primera maratón en mayo de 2014.
También modificaron su dieta. Disminuyeron las calorías, borraron la comida basura de su menú, agregaron más fruta, verduras y carnes blancas magras y pescado. También comenzaron a cocinar todo lo que comían desde cero, incluyendo panes, aderezos y salsas. Hoy, dos años después de tomar la decisión de cambiar sus vidas, Robert y Jessica han perdido 127 kilos entre los dos y pesan 75 kilos cada uno. "Me quiero. Me gusta lo que veo en el espejo. Aún queda trabajo por hacer, pero somos unas personas totalmente distintas ahora", afirma Jessica.
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