20 años para desmantelar una gasolinera en Alzira

«Lleva muchos años cerrada pero aquí sigue como siempre». Una vecina de la avenida Luis Suñer describe lo que piensan muchos residentes de esta barriada de Alzira cada vez que pasan delante de la gasolinera que se mantiene abandonada en esta céntrica zona.

Y es que en 2002 comenzaron los problemas con unas fugas de gasolina y los vecinos iniciaron su cruzada para conseguir que se cerrara y convertir este punto en una zona verde. La primera parte se consiguió en 2015 tras un largo proceso judicial pero todavía no se ha resuelto el tema de la descontaminación y su desmantelamiento.

El actual equipo de gobierno de Alzira, Compromís y PSPV, también aboga por transformar este punto en zona verde. Sin embargo, todavía no ha podido materializarse ya que desde hace más de cuatro años existen negociaciones para conseguir la propiedad de esta gasolinera sin que hayan fructificado.

"Estos terrenos se utilizarían para zona verde ya que en este punto hay pocos espacios. Esperamos que las negociaciones se resuelvan pronto", explica la edil de Urbanismo, Sara Garés. En esta línea, en 2019 el pleno aprobó el cambio de uso del suelo donde se ubica la estación de servicio, pasando de ser dotacional privada a zona verde. Un cambio que auguraba un fin a este conflicto pero que fue un trámite más ya que por el momento el Ayuntamiento todavía no posee la propiedad.

Con todo este proceso muchos vecinos ya se han resignado a mantener delante de sus ventanas la estructura metálica de la antigua estación de servicio. "Da pena verlo así porque a algunos les tapa toda la vista pero no sabemos si van a hacer algo", explica Aurelia que vive justo delante de la gasolinera.

Los vecinos presentaron firmas en el Ayuntamiento para solicitar que esta zona se convirtiera en un espacio verde y se instalara un busto del reconocido empresario alcireño Luis Suñer, que da nombre también a la avenida donde se encuentra este punto. Un proyecto que apoyaron desde el gobierno pero que todavía no tiene fecha.

Esta batalla ha tenido muchos capítulos. El primero fue un cierre provisional en 2002 por unas fugas en los tanques de gasolina que causaron molestias a los residentes de los edificios colindantes. "Subía un olor insoportable por los baños", recuerda Dolores.

Este problema se solventó y la gasolinera reabrió pero comenzó una lucha judicial entre el propietario y el consistorio. En 2015 se cerró de forma definitiva la gasolinera y desde la Conselleria de Agricultura se instó a la descontaminación del suelo.

Este conflicto también tuvo consecuencias políticas al costarle el puesto a una directora general de Compromís al ser la gasolinera propiedad de su familia. Incluso en 2017 se anunció, por parte del consistorio la compra de la famosa área de servicio. Sin embargo, el acuerdo entre el consistorio y los propietarios no prosperó y la situación sigue encallada tras dos décadas.