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La casa de piedra en primera línea en una costa casi virgen y con firma valenciana
Casa Marpagrossa es el último proyecto de Antonio Altarriba, un arquitecto que ha sabido integrar materiales autóctonos para mimetizar la vivienda con el paisaje de la costa norte de Menorca
Cuando se construye una vivienda al lado del mar el valenciano Antonio Altarriba lo tiene claro. «Hay que integrarse en el territorio, no imponerse a ... él». Y esto es lo que ha hecho el arquitecto valenciano en este paraje ubicado en el norte de la isla de Menorca, una parcela privilegiada en primera línea de mar y donde recibió un encargo muy especial. Uno de los retos del proyecto era, además, la afección de la línea de costas, y de hecho su forma y dimensión están condicionadas por las exigencias marcadas que incluso le hacían perder edificabilidad al terreno donde se situaba.
Antonio Altarriba decidió en Casa Marpagrossa, que así se denominada la vivienda, hacer realidad todos los conocimientos y experiencia que ha ido adquiriendo a lo largo de una larga y exitosa trayectoria edificando viviendas unifamiliares. El proyecto encajaba a la perfección con su idea. Comenzó por diferenciar los espacios de una forma muy clara. Así, el cuerpo de mayor altura y de piedra alberga la zona de día, mientras que el cuerpo blanco la de noche, que cuenta con tres habitaciones. «El núcleo central hace de articulación de estos espacios con el sótano, que está iluminado a través de un patio longitudinal que recorre toda la parcela en la zona este». De hecho, el arquitecto de Rocafort siempre cuenta que el hecho de ser padre le ayudó a comprender mejor las necesidades de una familia, de cómo se viven los espacios y, por tanto, cómo diseñarlos para adaptarse a esas necesidades del día a día.
Integrarse en el territorio era para Antonio Altarriba algo más que diseñar sus formas. También tiene que ver con los materiales utilizados, y en el caso de la zona de día la elección era clara. «Los muros de mampostería están realizados con la metodología tradicional de Menorca», asegura. En toda la vivienda se han seleccionado materiales nobles, que junto a sus líneas limpias, transmiten una serenidad «que conecta con el espíritu de la arquitectura balear, reinterpretada aquí desde una mirada contemporánea». De hecho en esta zona de la isla, el paisaje es rocoso, y la casa dialoga muy bien con su entorno gracias a una geometría «sobria y rotunda».
En esta vivienda, cada espacio está concebido para «capturar la luz natural y las vistas del mar, sin romper la continuidad del entorno». Los espacios integran el interior y el exterior gracias a grandes ventanales sin perder al mismo tiempo una cierta sensación de intimidad. Además, las terrazas se han abierto en varias orientaciones con el objetivo de vivir el paisaje desde diferentes perspectivas a lo largo del día.
De hecho, el arquitecto valenciano siempre ha dicho que, como mediterráneos, estamos diseñados para disfrutar de los espacios exteriores, del sol y la luz, y sobre todo, con unas vistas al Mediterráneo, su obsesión siempre ha sido poder integrarse en ellas desde diferentes perspectivas.
En el interior, esa luz permite disfrutar de mucha claridad, que se combina a su vez con la amplitud de las estancias. Así, desde cualquier habitación se puede contemplar el Mediterráneo, con una gran piscina que le da continuidad al azul del mar que la contempla. Altarriba ha querido además integrar la flora mediterránea de una forma sutil, de manera que no deje de estar presente sin cortar la perspectiva hacia el horizonte.
Además, el arquitecto valenciano le ha dado mucha importancia a la austeridad en los materiales para reforzar la conexión con el exterior. De hecho, lejos de las zonas más concurridas al sur de la isla, Punta Grossa conserva un carácter casi intacto, donde el silencio y la privacidad son parte del lujo. En este contexto, Casa Marpagrossa se presenta no solo como un refugio mediterráneo, sino como «un manifiesto sobre cómo habitar la naturaleza sin domesticarla».
Altarriba reconoce que poder desarrollar proyectos como este en Menorca son un privilegio, después de una trayectoria en la que ha tenido que trabajar mucho para ganarse un reconocimiento. «Además, desde la pandemia nos hemos dado cuenta de lo importantes que son los espacios en los que vivimos».
El arquitecto valenciano cree que Casa Marpagrossa es algo más que una residencia. «Es una pieza de arquitectura pensada para perdurar, que sintetiza paisaje, tradición y contemporaneidad en un mismo gesto». Un proyecto muy maduro.
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