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A. CERVELLERA/J. MOLANO
VALENCIA.
Martes, 31 de octubre 2017, 00:34
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Willy Toledo, el polémico actor conocido por sus excéntricas salidas y controvertidos comentarios, arremetió con duras críticas contra el sector que provocó la caída David Rodríguez, el que fuera líder de Esquerra Unida (EU) hasta el pasado sábado, cuando fue cesado tras confirmarse que utilizó dinero público de la Diputación de Alicante para costearse un viaje a Cuba que coincidió con el funeral de Fidel Castro.
Toledo emitió el pasado domingo un mensaje en redes sociales en que respaldaba al excoordinador general, con el que mantiene una relación de amistad. Toledo recalcó que se ha orquestado una «sucia y miserable campaña de acoso y derribo». Una «embestida traidora» que señaló que se ha llevado a cabo por el entorno de Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda Unida, y por parte de las «mediocres compañeras que perdieron las elecciones», en referencia a Rosa Pérez, diputada provincial que se enfrentó a Rodríguez en las primarias y que no salió vencedora por un estrecho margen de votos.
El actor expresó así su «apoyo y solidaridad» con el exlíder de EU, que subrayó que solo ha intentado trabajar cada día «tratando de sobrevivir a las puñaladas de tanto anticomunista que puebla y pudre las filas de Izquierda Unida».
Desde el entorno de Rodríguez agradecieron las palabras del «camarada» Willy Toledo y aseguraron compartir el contenido del mensaje, aunque indicaron que ellos habrían utilizado otras formas. También apostaron por convocar una nueva asamblea para que los militantes decidan el futuro del partido al mismo tiempo que negaron que el exlíder de EU, que aún no ha presentado formalmente su dimisión pese a ser reprobado, tenga intención de aferrarse a su cargo. Algunas fuentes niegan que no se aferre ya que señalan que Rodríguez incluso estaría planteándose impugnar la votación que tuvo lugar el sábado y que el mismo dirigió para dejar sin validez su cese.
El otro sector del partido, más cercado a Pérez, maniobra para lograr apoyos para formar una candidatura unitaria que consiga la «reconciliación». Una paz que será necesaria ya que si ningún proyecto obtiene el respaldo suficiente se impondrá una gestora.
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