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Carlos Mazón comparece este lunes para aclarar su futuro. EFE/Ana Escobar

Mazón dimite y descarta un adelanto electoral

Tras unas horas convulsas entre el PPCV y Génova, la idea es que el actual portavoz, Pérez Llorca, asuma el cargo hasta las próximas elecciones

Lunes, 3 de noviembre 2025, 00:48

A las nueve de la mañana el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, comparecerá para anunciar su dimisión y para anunciar cuál será el futuro ... para los valencianos a partir de ahora, que de momento no pasa por un adelanto electoral, sino por nombrar a otro presidente, donde gana enteros el actual portavoz, Juanfran Pérez Llorca, hasta, en principio, el final de la legislatura. El adelanto electoral, que durante la negociación tomó, fuerza, quedó descartado a favor de un periodo de transición.

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El día que todo explotó en el PP valenciano fue de una calma tensa irrespirable. A la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, toda esta crisis -inesperada, según algunos- le pilló de regreso de su viaje a Nueva York. Como si no fuera suficiente el jet lag. Vicent Mompó, otro de los protagonistas del fin de semana, el supuesto candidato de futuro para el PP valenciano, disfrutaba con la familia de un torneo de fútbol. Juanfran Pérez Llorca, el síndic del PP y aspirante a presidente interino, parecía mantener la calma en medio de la tormenta.

Todos a la espera de una llamada, la del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Genova cometió el error de anunciarla, lo que desató la tensión desde la mañana del domingo. Las llamadas, como las querellas, no se anuncian. Se hacen. Fue una jornada de angustia en el PP a la espera de esa comunicación.

La comparecencia de Mazón casi coincidirá con la declaración judicial de Maribel Vilaplana. Para algunos cargos de peso en el PPCV, un adelanto electoral era una locura por la situación que vive el partido, por lo que defendían que la opción menos mala era la de un presidente de tránsito en este proceso hasta que el partido esté más fuerte y se puedan convocar elecciones con mayores garantías. Aquí entra el nombre del actual portavoz en Les Corts, Juanfran Pérez Llorca, la persona que lideró la reunión de los presidentes provinciales el pasado viernes en Alicante. Ese movimiento de anticipación tenía un objetivo claro: entorpecer la candidatura de María José Catalá, la alcaldesa de Valencia. La relación entre parte de la dirigencia popular y la líder de la ciudad de Valencia no es fluida. En algún caso, incluso resulta también tensa, como la jornada del domingo. «Catalá no», expresó rotundo una fuente del Gobierno valenciano.

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¿Conocía Mazón la reunión de los tres barones provinciales y del síndic Pérez Llorca? Algunas fuentes apuntan a que no; otros decían que estaba tutelada por él. La situación, por el desconcierto general, recordó en cierta manera a las últimas horas del presidente Francisco Camps, con esa reunión en su casa del centro de Valencia con Federico Trillo, enviado de Rajoy, y otros cargos populares, como la entonces alcaldesa Rita Barberá. Allí, con pizzas y whisky, Camps cedió. Lo de este domingo parecía más vinculado al café y las pastas.

Hoy, a primera hora, se ha conocido el resultado de estas conversaciones: dimisión y tránsito. La salida de Mazón no ha sido sencilla. El desgaste por la dana resulta evidente, pero el dirigente alicantino siempre ha tratado de jugar sus cartas -y lo ha conseguido- cuando el escenario ha sido complicado. Por ejemplo, en los primeras semanas tras la dana, cuando la situación era límite para Mazón este amagó con convocar elecciones.

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Existe otro factor que también puede incidir en esta especie de guerra fría que se vive entre ambos. No existe una especial afinidad entre ambos. Mazón era, en realidad, persona de confianza del expresidente del PP Pablo Casado y de Teodoro García Ejea que hicieron todo lo posible por destronar a Isabel Bonig, la dirigente que había liderado esa travesía del desierto de los populares, asediados por los casos de corrupción. Además, tampoco podemos olvidar que Mazón fue el primer dirigente autonómico que llegó a un pacto con Vox. Fue el principio de la remontada del PSOE en las encuestas que finalmente se materializó en las urnas.

En las últimas horas no se ha desviado ni un milímetro de un «sigo pensando» que no libera la angustia a una formación en estado de shock. Hasta tal punto, que el escenario ofrece diferentes posibilidades. Pero existe un aparente consenso: Mazón ya no puede seguir como presidente tras las últimas horas en el PP valenciano y Génova.

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Colaboradores cercanos al presidente sí le han aportado algunas ideas en ese proceso de reflexión que Mazón empezó hace unos días -y que no contemplaba su renuncia- pero que ha derivado en este fenomenal embrollo en la dirigencia de los populares. Así, le han trasladado el error que supondría la convocatoria de elecciones de manera inmediata -otro escenario sería en un horizonte temporal más extenso- porque tendría dos consecuencias -negativas- de manera directa.

Por un lado, una ciudadanía muy tensa con la reciente gestión del Consell. Las encuestas muestran un traslado de votos importante desde el PP a Vox que se podrían incrementar a medida que se aproxime la convocatoria. Los números salen para revalidar el Gobierno valenciano, según algunas sondeos. Pero ese resultado, en un futuro Consell, daría mucho más peso a los de Abascal. Estos ya no se conformarían con tres consellerias en las que apenas manejaban Presupuesto. Saldrían ganando en una negociación con los populares.

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Por otro, no se puede descuidar la posición del presidente. Ese entorno le insiste en que no puede quedar desprotegido de cara a la investigación judicial de la jueza de Catarroja. La pérdida del aforamiento le llevaría a ser citado de manera inmediata como investigado. Un escenario que el presidente teme desde que la Audiencia abrió el foco a practicar diligencias que parecen destinadas a cercar la labor del dirigente. La primera, en unas horas, con la comparecencia de la periodista Maribel Vilaplana, la mujer que comió con el presidente en El Ventorro el día de la fatídica dana.

Así, el camino sería mantenerse de diputado hasta el final de la legislatura. Eso aliviaría -que no eliminaría- la presión sobre el grupo del PP por parte de la oposición. La idea sería que el expresidente no acudiera ni siquiera a Les Corts para no convertirse en la diana de todos los ataques.

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