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Pedro Sánchez visitó el 3 de noviembre pasado la localidad de Paiporta. La fecha y y lugar son conocidos. También los altercados que se allí ... se produjeron y que derivaron en la marcha apresurada del presidente del Gobierno mientras Felipe VI aguantaba la expresión de la indignación popular acompañado de Carlos Mazón. Habían pasado sólo unas pocas horas de la dana que había arrasado media provincia de Valencia, pero muchas, muchísimas horas en las que decenas de miles de personas no habían recibido ni ayuda ni demasiada información sobre lo que había ocurrido. Los Gobiernos fallaron, la indignación se multiplicó, y Sánchez desde aquel día no ha vuelto a visitar la zona cero de la dana.
Hay un caso si cabe más llamativo que el de Sánchez. Cuando se produjo aquella trágica riada, cuando el barranco del Poyo generó destrozos de miles de millones de euros en varias comarcas, la vicepresidenta tercera del Gobierno era Teresa Ribera. Su responsabilidad era la de vicepresidenta y Ministra de Transición Ecológica y el Reto Demográfico. De ese departamento dependen, porque lo siguen haciendo, tanto la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) como la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), organismos encargados de facilitar la información referente a las lluvias y los caudales en ríos y barrancos, respectivamente. Si algún miembro del Gobierno se veía directamente concernido por lo que ocurrió el 29 de octubre, ese era el de Transición Ecológica.
Tan es así, que Ribera, aun vicepresidenta del Gobierno de Sánchez, tuvo que comparecer ante el pleno del Congreso y en el Senado para facilitar información sobre lo ocurrido. En aquella intervención, el 20 de noviembre, Ribera señaló a Mariano Rajoy, por dejar caducar la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que permitía la actuación en el barranco del Poyo, proclamó que el presidente de la CHJ, Miguel Polo, estuvo informando permanentemente de los caudales en el Cecopi reunido ese día y negó que hubiera un apagón informativo en esa reunión, como había proclamó Carlos Mazón sólo unos días en Les Corts.
De aquella comparecencia de Ribera quedaron sobre la mesa algunas perlas. Como cuando sostuvo que sí se facilitó información del Poyo, pero no concretó que era de lluvias, y no de caudales. O cuando defendió a Polo y su actuación en el cecopi del 29 de octubre, pese a que éste no tomó la palabra para dar un solo dato sobre ese barranco. O cuando defendió la información facilitada por Aemet, a pesar de que la previsión de este organismo era de 180 mm y cayeron 5 veces más.
En todo caso, Ribera evitó visitar la zona cero de la dana ni localidad alguna de la provincia de Valencia. A diferencia de un buen número de ministros del Gobierno, que durante estos meses han acudido en alguna o en diversas ocasiones a las zonas afectadas, especialmente en los primeros meses que siguieron a la riada. Ribera no vino ni una sola vez a Valencia. De hecho, a finales del mes de noviembre, prácticamente un mes después de la dana, Ribera era elegida vicepresidenta de la Comisión Europea. De hecho, como se supo unas semanas después, la vicepresidenta primera de este organismo. Un cargo de máxima responsabilidad en Europa, pero –ni que decir tiene- que no le imposibilita desplazarse cuando su agenda se lo permita.
Se lo ha permitido, por ejemplo, este lunes. Ribera ha visitado esta mañana las instalaciones de Enagas en el Puerto de Barcelona. Y esta tarde interviene en la sesión de la Reunió Cercle d'Economia 'El reto de la UE: Cómo combinar la ambición climática con el fortalecimiento del tejido industrial'. La distancia entre la capital catalana y Paiporta es de 363 kilómetros. Con un poco de suerte, poco más de una hora en avión.
Ribera no viajó a Valencia tras la dana –y hubo quien interpretó que evitó hacerlo para no perjudicar su incipiente carrera europea, que ya se intuía por aquellas fechas-. No lo hizo entonces, y tampoco lo ha hecho después, desde que ocupa una de las más altas responsabilidades en la Comisión Europea. Las comisiones de investigación de la dana en distintas instituciones avanzan –la de Les Corts acaba de aprobar su plan de trabajo, que incluye la solicitud de comparecencia de Ribera-, pero la también responsable de Competencia en Europa sigue sin visitar la zona cero de la dana.
Es posible que si lo hiciera ahora pasara inadvertida, porque la popularidad de la exvicepresidenta tercera nunca fue su punto fuerte. Pero no hacerlo, en todo caso, deja su sensibilidad hacia lo ocurrido en muy mal lugar. «Por supuesto que visitaré Valencia», dijo en aquella comparecencia en el Congreso del 20 de noviembre. Este lunes, 5 de mayo, sigue sin haber cumplido su palabra. Y como en el chiste, tampoco es que dijera exactamente cuándo tenía pensando hacerlo.
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