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La cuenta 413 es la denominación que recibe el asiento contable que cuantifica los acreedores por operaciones devengadas y pendientes de aplicar al presupuesto, es ... decir, pagos realizados por la administración al margen del presupuesto anual. La denominación coloquial de 'facturas en los cajones' hace referencia precisamente a que son facturas que no se han aplicado al presupuesto, y esperan en el cajón a ser contabilizadas.
Hecha la explicación, los números dicen que la Generalitat tiene un problema con el gasto sanitario, que permanentemente supera lo presupuestado para cada ejercicio. Un problema de infrafinanciación, que tiene mucho que ver con la proverbial falta de recursos provenientes del Estado y con un sistema de financiación autonómica que castiga desde hace más de dos décadas a la Comunitat Valenciana, sin que haya sido posible desde entonces adoptar medidas para paliar esa situación.
El último dato conocido de la cuenta 413 corresponde al mes de febrero de este año y lo acaba de dar a conocer la Intervención de la Generalitat. Las facturas en los cajones alcanzaron los 1.826 millones de euros. De esa cifra, 1.352 millones correspondían a facturas de Sanidad no cargadas al presupuesto. Es decir, el presupuesto de la conselleria de Sanidad, el más elevado de todos los departamentos del Gobierno valenciano, se queda corto en más de 1.300 millones de euros.
La información que facilita la Intervención suma a esos 1.352 millones de factura sanitaria otros 367 millones correspondientes a administración general y otros 106 millones por el capítulo de Servicios Sociales.
¿Y el dato es bueno o es malo? Al margen de la carencia presupuestaria que revela, el dato de febrero de 2025 es sustancialmente mejor que el del mismo mes del año 2024. De hecho, según los datos de la misma Intervención de la Generalitat, la cuenta 413 sumó en febrero del año pasado un total de 2.389 millones de euros, es decir, 563 millones más que el dato correspondientes al mismo mes, pero de 2025. De esos 2.389 millones, 1.808 millones correspondían a facturación sanitaria, que es por tanto la que más se beneficia de esa caída de las facturas en los cajones.
Esos más de 500 millones de euros de diferencia en el segundo mes del año vienen a coincidir con el adelanto de la liquidación de la financiación autonómica reclamados por el Gobierno valenciano y autorizados por el ministerio de Hacienda, tal y como reveló hace pocas semanas el portavoz de los socialistas en Les Corts, José Muñoz.
La cifra de febrero de 2025 es mejor que la de hace un año, y también es mejor que la del pasado mes de enero, cuando ascendió a 1.951 millones de euros. Durante 2024 la evolución de las facturas en los cajones fue desigual. Los 2.107 millones con los que arrancó el ejercicio crecieron de forma desbocada los primeros meses, hasta situarse en marzo por encima de los 2.606 millones de euros. La cifra comenzó a descender de forma progresiva hasta el mes de agosto (2.129 millones), y desde ese momento volvió a rebotar hasta los 2.257 millones de euros del penúltimo mes del año pasado. En diciembre, en cambio, cayò hasta los 1.685 millones de euros.
El Consell ha estudiado mecanismos para tratar de combatir las facturas en los cajones, un problema, al fin y al cabo, de apunte contable previo a su abono. El planteamiento pasa por negociar con proveedores que emitan muchas facturas para que las aglutinen en pocas. Porque no existiría diferencia alguna entre presentar tres facturas de 500 euros que una sola de 1.500, aunque esta última haga referencia a tres conceptos.
¿Qué supondría esta medida? Como herramienta de gestión, reducir el número de facturas ya implicaría una reducción de la labor de contabilización. Pero es que además, si la presentación de esa factura se hace coincidir con la llegada de los ingresos del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) cuyas fechas pueden anticiparse porque suelen ser siempre las mismas, la permanencia de esas facturas en la cuenta 413 sería mínima.
Pero hace falta más. Y ese más tiene que ver con la financiación autonómica. Sin la actualización de las entregas a cuenta –de hecho, ni siquiera se ha aprobado la prórroga de la actualización de 2024- la liquidez de que dispone el Gobierno valenciano disminuye aún más. Y los recursos para hacer frente a los pagos de sus proveedores, también. Si se suma la proverbial infrafinanciación valenciana, la negativa del Gobierno de Sánchez a conceder recursos a fondo perdido a la Comunitat para disponer de fondos para la reconstrucción tras la dana y unas entregas a cuenta de 2023, los problemas pueden acumularse a la carrera en las finanzas autonómicas.
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