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A. RALLO
VALENCIA.
Sábado, 11 de noviembre 2017, 00:50
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La salida de Rafael Blasco de la cárcel de Picassent era cuestión de tiempo. Resulta complicado justificar que el resto de condenados hubiera disfrutado de permisos menos él. Ser el supuesto cabecilla de la trama no podía servir para mantener esa supuesta diferencia de trato. El juez concedió recientemente dos permisos penitenciarios de tres días al exconseller, tal y como ayer adelantó LAS PROVINCIAS. En abril se rechazó la medida. Ahora el juez valora su edad, que haya cumplido más de un tercio de la pena y que no puede volver a delinquir en un puesto de la administración. También tiene en cuenta el arraigo familiar. Dos años y cuatro meses después, el exdirigente popular, una de los personajes más controvertidos de la democracia en la Comunitat, volverá a disfrutar de la libertad.
La cárcel pasa factura. Ni siquiera las cabezas mejor amuebladas intelectualmente -o incluso precisamente por eso- salen indemnes de semejante trance. Blasco encajó el golpe, pero no se desplomó. Al siete veces conseller siempre le torturó qué pensarían de él. Siempre quiso mantener intacta su reputación. Ingresó en prisión, pero no reconoció nunca su culpabilidad. Admitió errores de gestión, pero siempre en la esfera administrativa. De hecho, fuentes judiciales trasladaron en su día que el exconseller era de los más reacios al pacto con la Fiscalía Anticorrupción. Y no sólo por el reparto del pago de la responsabilidad civil -unos tres millones de euros- sino que aquello suponía declarar que, en realidad, cometieron delitos.
El exconseller ha tenido una estancia relativamente tranquila. Sin altercados ni episodios conflictivos. Él es doctor en Derecho. Pronto encontró un destino en la biblioteca del centro. Su módulo, conocidos como de respeto, es de lo más 'cómodo' que puede ofrecer cualquier prisión en España.
El auto del juez del juzgado de Vigilancia Penitenciaria puede recurrirse por parte de la Fiscalía. Entonces, la decisión estaría en manos de de la Audiencia. Lo que ocurre en estos supuestos es que el recurso -si se interpone- no suspende el disfrute de las salidas. Esto ocurre en la mayoría de resoluciones de este tipo. En algún caso, no obstante, el ministerio público sí reclama que el recurso frene la concesión. Pero se trata de supuestos muy excepcionales. Es el interno el que propone los días que quiere disfrutar, pero estos finalmente los aprueba Instituciones Penitenciarias. Es habitual que estas salidas coincidan con días festivos o fines de semana cuando las familias tienen más tiempo libre.
Blasco ingresó en prisión en el verano de 2015. Desde entonces, su situación judicial y, en especial, la de su familia ha empeorado notablemente. Su mujer Consuelo Císcar se encuentra investigada por múltiples irregularidades en la gestión del IVAM. De igual modo, el hijo de ambos, conocido en el mundo artístico como Rablaci, figura como investigado en la causa. Blasco todavía arrastra las piezas 2 y 3 del caso Cooperación, las subvenciones a pequeñas ONG´s y el fallido hospital de Haití. La instrucción ha terminado y la causa está pendiente de que la Audiencia resuelva el recurso. Toda la cúpula de la antigua Conselleria de Solidaridad está procesada. Anticorrupción pide 16 años de cárcel para el exconseller. El juicio podría empezar el próximo año.
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