El Congreso no restringirá las «coletillas» en los acatamientos de los diputados

Aquél día, sus señorías desplegaron una multitud de formas originales de acatar su cargo. Tomás Guitarte, el diputado de Teruel Existe lo hizo «por la España vaciada», los miembros de ERC prometieron «por la libertad de los/las presos/as políticos y hasta la constitución de la República Catalana» y los de JxCat expresaron su lealtad al «mandato democrático del 1 de Octubre, por fidelidad al pueblo catalán, por la libertad de los presos». Bildu tampoco se quedó atrás: «Por imperativo legal, hasta lograr una Navarra soberana y una Euskal Herria libre». Incluso Vox, crítico con los anteriores, también se salió del guion con su «sí, por España».

El debate dividió a los que defendían la posición del PP, que calificaron los multitudinarios acatamientos de «coletillas estrambóticas» y «afrentas a España», y los que, por otra parte, esgrimían la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que avaló el acatamiento «por imperativo legal» de tres diputados de Herri Batasunaque la emplearon y fueron expulsados del hemiciclo en 1989. «Lo decisivo es que el acatamiento de la Constitución sea incondicional y pleno», falló el tribunal de garantías constitucionales.

Otros, como la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, planteó directamente eliminar los acatamientos del Reglamento de la Cámara y simplificar el procedemineto para que un candidato electo se convierta en diputado: «Estas son las condiciones que debería cumplir un candidato: reunir el número suficiente de votos y que la Junta Electoral lo reconozca de esa forma. Exigir la estricta fórumula es un rigorismo excesivo». Opinión compartida por el diputado del PNV Mikel Legarda, que precisamente el pasado 3 de diciembre prometió su cargo «por imperativo legal».

El socialista Patxi López recordó la jurisprudencia e insinuó al PP que «en el fondo su propuesta no va de esto (...) es simplemente la excusa para plantear algo ideológico, imponernos su visión de las cosas». Mientras que Rafa Mayoral, de Unidas Podemos, acusó directamente a la oposición de que «no reconocen a España, que somos un pueblo plural. Aquí realmente se está discuiendo cuantos diputados sobran en esta cámara», empleando el tono más enérgico de los que se escucharon durante el debate.

«Hay promesas aceptables, otras demasiado ambiciosas. Pero la tipología de acatamiento que nos trae hoy aquí es la que afirma soberanías diferentes a las del pueblo español», señaló Guillermo Díaz Gómez, de Ciudadanos. Joan Baldoví, de Compromís, por su parte, esgrimió un manojo de espigas de arroz: «De estas espigas se come, de las reformas del reglamento no. ¿No les da verguenza presentar esto con todas las cosas de las que hay que preocuparse, con los agricultores en la calle?».

Curiosamente, Baldoví usó el mismo argumento que el diputado de Vox Ignacio Garriga, pero en sentido contrario. «Es bochornoso que este pleno se haya tenido que abrir con el debate de la reforma del acatamiento. Esto sería innecesario si los distintos presidentes el Congreso hubieran cumplido sus obligaciones», señaló el diputado de la formación liderada por Santiago Abascal.

La parlamentaria de ERC Pilar Vallugera, defendió una postura similar a los nacionalistas vascos, y señaló que «el mandato que cada uno de los diputados ha obtenido es producto del apoyo electoral que tuvieron, fruto de un programa electoral lícito, siempre que no haya una decisión judicial en contra».