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Las nuevas tecnologías han permitido la puesta de largo en sociedad de numerosos bebés Marta Hortelano
Bienvenidos a la familia por videoconferencia

Bienvenidos a la familia por videoconferencia

Las nuevas tecnologías han permitido a las familias de Bosco, Javier, Vega y Yulia conocerlos a pesar de haber nacido durante el confinamiento

Marta Hortelano

Valencia

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Domingo, 31 de mayo 2020, 13:51

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Estrenarse siempre es complicado. Hacerlo como madre es casi una heroicidad. Pero, traer una vida al mundo en medio de una pandemia espera aún el adjetivo que describa cómo se han sentido Inés, Malu y Rosario en el que, pese a todo, ha sido el día más feliz de sus vidas. Sus historias arrancan en las salas de partos de tres ciudades distintas, una en Barcelona, otra en Valencia y la última, en Castellón, pero todas ellas con la vista puesta en el calendario de fases que debía seguir la Comunitat en su desescalada. Al fin y al cabo, iba a suponer algo tan importante como poder presentar a sus hijos a sus familias. Algo que, con el confinamiento, no habían podido hacer o aún hoy no han podido. Bosco, Javier y las gemelas Vega y Yulia, sólo habían dado la bienvenida a su abuelos, tíos, primos y amigos por videollamada. Pero el deshielo ha comenzado y las primeras abuelas ya han comenzado a malcriar a sus nietos en vivo y en directo. Otras, aún tendrán que esperar unos días, o semanas, para cruzar la frontera que separa las provincias y poder achuchar por fin a las nuevas incorporaciones. Gestión de los afectos en plena pandemia.

Inés y Raúl, con Bosco en una videoconferencia con su familia LP

«Los vecinos nos han ayudado como si fueran una segunda familia»

Inés Torres fue la primera en estrenar el título de madre. Esta valenciana, ahora afincada en Barcelona con su marido, Raúl, dio a luz a Bosco el pasado 26 de marzo. Sabían que no iba a ser fácil estrenar paternidad sin familia cerca habitualmente, pero no imaginaban que su bebé llegaría en medio de un estado de alarma que los tiene aislados y sin fecha, por el momento, para presentárselo a sus seres más queridos. Tras un parto por cesárea, empredieron la nueva vida en casa con Bosco y sus perritas. Dicen que lo han llevado bien porque el nuevo miembro de la familia «come y duerme», pero para las dudas que a todo inexperto le surgen en temas tan delicados como la lactancia, han tenido que recurrir a google. «Internet nos ha ayudado bastante. Si te soy sincera el primer mes agradecí ese aislamiento, queríamos vivir la experiencia desde nuestro instinto, sin presión, ni consejos y está siendo una experiencia maravillosa», pero el aislamiento en la ciudad condal ya pesa. A falta de familia, se han encontrado con un vecindario «maravilloso» que les ha llevado tuppers con sopa, cocido… «Un gran gesto de solidaridad con nosotros».

Pero, esta pareja con tanto gusto por el detalle (ambos regentan una web de interiorismo) ha dado rienda suelta a la cámara de fotos con Bosco para que las familias, ambas en Valencia, no se pierdan detalle. «Todos los días mando foto y además hago videollamada con mis padres y mis hermanos, es como nuestra cita del dia, mi idea es que no se pierdan nada, a veces los llamo por la mañana para que vean cómo se despierta, otras en la hora del baño, cuando lo vestimos ... además hacemos un álbum de primeras veces: el primer viaje en coche, el primer paseo, la visita al pediatra, nuestra primera foto». Aún así, Inés y Raúl son optimistas natos. «Cuando Bosco sea mayor tendrá una gran historia pero ahora solo pensamos que queda un día menos para reencontrarnos con los nuestros y cruzamos los dedos para que sea lo antes posible». Tendrán que esperar a que Cataluña y la Comunitat puedan visitarse.

Malu, junto a su bebé, Javier, durante el confinamiento LP

«Las videollamadas eran con las dos familias a la vez para no perderse nada»

Distinta suerte ha corrido ya Javier, el primer hijo de Malu Gil y Borja, que ya ha desvirtualizado a la gran familia que arrastran sus padres, incluidos amigos. Su madre, una de las influencer valencianas más reconocidas, dio a luz en Valencia el pasado día 5 de abril, tres semanas antes de lo previsto y en los días más inciertos de la crisis sanitaria. De hecho, los protocolos hospitalarios prohibían en esos días los partos con acompañante. Su familia ya se había perdido la recta final de su embarazo por el confinamiento, pero por las fechas en las que preveía salir de cuentas, mantenía la esperanza en que todo hubiera acabado. «Pero no fue así. Mi marido y tuvimos que adaptarnos». Aunque, todo fue bien y se convirtieron en familia de tres. «Con una mascarilla puesta recibí a Javier con la misma alegría y felicidad que cualquier madre. Y con esa misma alegría subí con él en mis brazos para presentárselo a su padre, que nos esperaba en la habitación. Recorrer un hospital prácticamente vacío con mi bebé en brazos es una sensación que nunca olvidaré. La frialdad que veía sólo se contrarrestaba con el calorcito que mi hijo y yo intercambiábamos» en ese primer piel con piel.

Y del hospital, los tres se marcharon a casa. Malu asegura que tenía claro desde que supo que estaba embarazada que quería intimidad para adaptarse a la nueva situación pero, no imaginó que esa intención se convertiría en imposición. Aún así, y aunque los niños vienen sin manual de instrucciones, el matrimonio hizo piña para iniciar la aventura de aprender a ser padres. De camino a su nuevo hogar, Javier pudo conocer desde el coche a sus abuelos y tíos. «A través de la ventanilla y con mascarillas. Pero ni esas barreras nos impidieron emocionarnos a todos», asegura la madre.

Y ya en casa los tres aprendieron a cambiar pañales, a dar el pecho o a coger al bebé «sin más instrucciones que el instinto». Ayuda de la familia…..Y entre consejo y consejo, las videollamadas les han salvado la vida. A falta de contacto físico, Javier ha compartido imagen con las dos familias a la vez: la materna y la paterna. En ambos casos el primer nieto y sobrino para abuelos y tío, así que la expectación era máxima. «Conectábamos con ellos para la hora del baño. Así ninguna de las familias se ha perdido las trastadas de Javier haciéndose pipí en directo (ríe). Nos hacían olvidar que no podíamos reírnos juntos. Y así, con cada gesto nuevo que hacía». Pero, con el cambio de fase de Valencia y la entrada en el primer peldaño de la desescalada, Javier pudo conocer a sus abuelos, tíos y primos con algo más de un mes de vida. Con mascarillas y mucha precaución,se pudieron reunir la semana pasada. «Había mucho calor y cariño acumulado para darle. Y aunque siento que nos han robado casi dos meses de disfrute de hijo, nieto y sobrino, las ganas que había de tenerlo han hecho que ahora, sea aún más, la alegría de nuestras vidas», cuenta emocionada. Es para ella la demostración de que el ser humano «se adapta a las adversidades, que el ser positivos y sacar una sonrisa es mucho más efectivo que lo contrario. Que siempre hay esperanza cuando parece que todo se va a la deriva».

Ezequiel y Rosario, con las pequeñas Vega y Yulia, en el hospital LP

«El primer beso a las gemelas sin mascarilla se lo dimos cuando tenían un mes»

En casa de Rosario y Ezequiel las alegrías son ahora por partida doble. Esta médico se convirtió en madre de gemelas el pasado 27 de abril en el hospital de La Plana. Las pequeñas Yulia y Vega se adelantaron seis semanas y pillaron a toda la familia confinada. Rosario vive en Benicàssim desde hace años, pero su familia reside en Cuenca y la de su marido en Albacete. La persona más cercana de su entorno, su hermana Belén, vive en Valencia. Así que la frontera provincial y autonómica aún no ha permitido que las dos pequeñas conozcan a sus abuelos, tíos y primos. Además, las gemelas han pasado su primer mes en la incubadora, por lo que sus padres han echado más en falta a su familia de lo que habían imaginado en circunstancias normales. Por no conocer, las pequeñas no conocen ni la calle todavía, porque les dieron el alta el martes 26. Hasta ese momento, en la UCI en la que pasaron sus primeros días sólo podían tener contacto con sus padres, que tenían limitado el uso del móvil en la zona de neonatos. Así que las familias no las pudieron conocer ni por videoconferencia. Pero el martes se produjo la primera llamada y los abuelos y tíos ya conocen a las gemelas. «Todos se emocionaron mucho. Hemos pasado unas semanas muy duras, pero ya ha pasado todo», cuentan los padres. Una pareja que ahora puede descubrir y conocer a sus hijas en el sentido amplio de la palabra, porque hasta su salida del hospital no habían podido besar a las pequeñas porque el uso de mascarilla es obligatorio en el hospital. «El primer beso a mis hijas que no fuera robado se lo pude dar un mes después de nacer», dice Rosario. La pareja espera que se levante el estado de alarma para poder hacer la presentación en sociedad y saltar la barrera de la provincia y de la comunidad autónoma. Aunque su peor fase ya la han superado.

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