Secretaria del expresident, un cargo vitalicio
Marta Hortelano
Jueves, 17 de septiembre 2015, 14:36
Alberto Fabra ingresó en el club de expresidentes de la Generalitat Valenciana el pasado 28 de junio. Ese día entregó a su sucesor, Ximo Puig, las llaves y abandonó su despacho en el Palau. Pero ya había apalabrado con el socialista que se acogería al estatuto de expresidentes que tiene en vigor la administración autonómica y nombraría a una de las dos asesoras a las que tiene derecho. El catálogo de privilegios albergaba también la posibilidad de ser miembro nato del CJC, coche, chófer y escolta. Fabra declinó el puesto en el órgano consultivo en el que sí está Francisco Camps, pero decidió situar a la exsecretaria autonómica de Coordinación Esther Pastor, en una de las dos plazas de asesora con que contaba. Un puesto que, salvo destitución por parte del propio Fabra, Pastor tiene garantizado de por vida. Al menos hasta que el Consell decida acabar con ese servicio que se presta a los exmandatarios, incluso de manera retroactiva. No es un derecho adquirido, es un servicio que se presta.
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A día de hoy, Fabra aún no tiene despacho, pero fuentes de Presidencia aseguran que no correrán con el gasto de alquiler de ninguna oficina, porque ya le han ofrecido un espacio en cualquier edificio público para no gastar. Eso sí, Pastor ya está nombrada y percibe un sueldo mensual de 4.022 euros brutos y 48.264 anules.
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