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CHEMA FERRER
Viernes, 6 de junio 2025, 02:00
La Cooperativa de Viver dio un paso decisivo en la revitalización de la tradición vitivinícola de la comarca castellonense del Alto Palancia con el lanzamiento de los vinos Ochenta y Siete Cubos Pampolat y Ochenta y Siete Cubos Morenillo. Estos vinos nacen en su primera añada con una producción limitada, 230 y 332 botellas respectivamente. El atractivo de estos vinos es que están elaborados a partir de uvas autóctonas anteriores a la plaga de la filoxera, de la que Viver no se libró y que arrasó su tradición vinatera en 1915. Un trabajo de auténtica arqueología vegetal los ha devuelto a la vida gracias al compromiso de agricultotes y bodegueros de la Cooperativa de Viver.
Los vinos ya se presentaron en sociedad la pasada primavera durante un acto celebrado en el restaurante Joaquín Schmidt, en Valencia, que contó con la presencia de David Carot, presidente de la cooperativa; Fernando Marco, director gerente; Paco Ribelles, director del Área Agro y Cati Corell, directora de Producto y Agroturismo.
El nombre dado a los vinos, Ochenta y Siete Cubos, es un homenaje a los 87 lagares de piedra que, desde el siglo XVI, fueron esenciales para la elaboración artesanal del vino en Viver. Ha pasado un lustro en el que la bodega ha trabajado en el viñedo por recuperar estas variedades, introduciendo las cepas históricas pampolat, mondragón y morenillo, elevando la calidad y el carácter de sus vinos.
La recuperación de estas variedades prefiloxéricas fue posible gracias a la colaboración entre diversas instituciones y expertos en viticultura. Desde el servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat Valenciana, la Cooperativa de Viver pudo conocer que en el Alto Palancia existieron la pampolat y mondragón gracias a los estudios que, a principios del siglo XX, realizó el agrónomo Nicolás García de los Salmones, pionero en el estudio de las variedades vitícolas españolas, luego se decidió añadir la morenillo, que había conseguido sobrevivir en otros territorios. El Centro de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV) de la Universidad Politécnica de Valencia analizó genéticamente los ejemplares obtenidos para confirmar que se trataba de estas viñas; asimismo, el Centro de Ampelografía y Viticultura y Banco de Germoplasma de Vid El Encín de la Comunidad Autónoma de Madrid realizó un profundo análisis de caracterización de ambas uvas, y, como resultado, la Cooperativa de Viver consiguió que se registrasen como uvas de vinificación en el Registro Vitícola de la Comunitat Valenciana.
Los vinos Ochenta y Siete Cubos se han elaborado utilizando damajuanas de cristal de 50 litros para preservar su pureza, apostando por un enfoque artesanal y delicado. Por el momento se han utilizado las variedades pampolat y morenillo, a la espera de que mondragón exprese también todo su potencial enológico. Ochenta y Siete Cubos Pampolat es un tinto de capa media que despliega en nariz un abanico floral y herbal con notas de jara, tomillo, laurel y garriga, con un fondo férrico que recuerda al rodeno. En boca, su equilibrio y delicadeza lo convierten en un vino etéreo y honesto. Por su parte, Ochenta y Siete Cubos Morenillo es un tinto de capa media-alta y tonos rubí, un vino de territorio, con un aroma evocador a tierra mojada y roca. En boca se presenta amplio, con taninos finos y un recorrido largo y armonioso.
Ochenta y Siete Cubos Morenillo recibió recientemente una medalla de plata en el Concurso Internacional de Vinos y Espirituosos CINVE 2025, que celebró en Cáceres su 21ª edición.
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