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ALEJANDRO MARTÍ
Sábado, 10 de agosto 2019, 00:02
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Sumergirse de lleno. No hace falta ir a una isla paradisiaca para practicar buceo. Los 600 kilómetros que recorren el litoral levantino presentan una enorme diversidad de fauna y flora para que los amantes del mar se adentren en ella por completo. Desde las Islas Columbretes hasta Benidorm. La Comunitat Valenciana está repleta de zonas en las que se puede realizar este deporte acuático: Oropesa, Cullera, Denia, Jávea, Benitachell, Calpe, Altea, la isla de Tabarca...
«Es una actividad que relaja y desestresa muchísimo». Antonio Blasco, patrón y guía de buceo en Oropesa, lo tiene claro: «Es una sensación única, a la gente a la que le guste el deporte le va a encantar». Pero no sólo es eso, los beneficios que conlleva van mucho más allá de lo deportivo. «Tiene muchísimas ventajas a nivel mental, está muy relacionado con el mindfulness por todo lo que supone para la regulación y la relajación del cuerpo».
Además, la sensación de bucear es tan original que los expertos la comparan con la de flotar por el espacio por la semejanza de los movimientos que hay que realizar. De hecho, los astronautas de la NASA acostumbran a realizar prácticas y ejercicios de preparación buceando.
La actividad es apta para todos los públicos y suele durar alrededor de una hora aproximadamente. Sin embargo, en función del nivel de los buceadores el itinerario a seguir varía. Para aquellas personas que han practicado el deporte con anterioridad y tienen un nivel alto, la profundidad media del descenso suele ser de unos 18 metros, pudiendo llegar como máximo a 20 o 21. Y es que por debajo de esa altura los consumos se disparan. Para los inexpertos las distancias son mucho menores y se adaptan al nivel de la clientela. Además, a lo largo de la Comunitat hay numerosos centros de buceo en los que se pueden asistir a cursos de entrenamiento para mejorar. Para los más principiantes también existen bautismos de buceo para iniciarse y tener una primera toma de contacto con este mundo.
La naturaleza sorprende constantemente. La variedad de fauna que se pueden hallar en el fondo marino es inmensa. Langostas, mantas, meros, torbas, tembladeras, nudibranquios... Los amantes de los animales se pueden frotar las manos. Y es que buceando pueden disfrutar de ellos en primera persona y en su hábitat natural.
La seguridad que rodea la actividad es extrema. El cuerpo de los buceadores se sumerge en el agua totalmente recubierto por el equipamiento pertinente para correr el menor número de riesgos. Además, los guías de las expediciones están totalmente preparados para solventar cualquier tipo de complicación que pueda llegar a surgir durante la inversiones en el mar.
«El mundo del buceo es una comunidad que ayuda mucho al que está empezando». Antonio Blasco afirma que se trata de un 'hobby' en auge al que cada vez se está sumando más gente. «Es un deporte para disfrutar y pasarlo bien alrededor de una comunidad de amigos». Alejado de la competitividad y las prisas, lo importante en el buceo es desconectar. Y dicen que el verano está para eso. Seguro que a más de uno no le vendría mal tomar nota.
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