Ramos propone que la mezquita vaya a un terreno municipal fuera del casco urbano

El alcalde de Pilar de la Horadada, Ignacio Ramos, ha propuesto a la asociación de árabes del municipio una salida para que puedan orar en un templo que cumpla con la normativa urbanística. La alternativa que plantea el regidor es levantar un edificio dentro de un solar municipal para después firmar un convenio de cesión con la agrupación de musulmanes. El templo se ubicaría fuera del casco urbano y para conseguir su construcción se necesita al menos que un grupo de la oposición dé apoyo a este proyecto.

La disputa entre la comunidad magrebí y el Consistorio se remonta a la pasada legislatura ya que pidió un permiso de obras para levantar una mezquita, que finalmente no cumplía las ordenanzas municipales. No obstante, hace unas semanas se anunciaron movilizaciones por parte de vecinos que habían reformado una vivienda antigua para convertirla en un lugar de culto. El inmueble incumplía la normativa en materia urbanística y los residentes del barrio de Las Casicas también se habían opuesto a la apertura de una mezquita ya que iniciaron una recogida de firmas en contra.

El colectivo de árabes exigía su derecho a practicar su religión y considera que el anterior gobierno del PP había cambiado la ordenanza para prohibir que abrieran el templo. En Pilar de la Horadada existen alrededor de 1.200 musulmanes censados como españoles, aunque se calcula que la comunidad árabe es superior a las 3.000 personas.

La salida del equipo de gobierno actual fue negociar y proponer la cesión de un edificio público que se ubicaría cerca de la carpa municipal. «Se trata de que haya un local que cumpla con la legalidad y que le vaya bien tanto a las personas que quieren practicar su religión como al Ayuntamiento y a los barrios del municipio», señaló Ramos, que añadió que «espero que los demás grupos lo aprueben».

El Consistorio deberá destinar una partida presupuestaria para crear el local y «luego se sacaría a concurso público como templo de culto». En este sentido, la agrupación pagaría una especie de canon o alquiler por el uso de las instalaciones. El solar escogido dispone de una superficie de más de 700 metros cuadrados. «Con esta medida se resolverían los problemas que han tenido tanto los magrebíes como algunos vecinos de los barrios del municipio», defendió el primer edil.