Periodista, ensayista y promotor de actos como el homenaje a Gabriel Miró
P. M. M.
Domingo, 10 de abril 2016, 01:02
Aunque el pseudónimo de Ramón Sijé tardaría unos años en llegar, el joven José Marín Gutiérrez, Pepito para los más cercanos, empezó a publicar textos en distintos periódicos y revistas con apenas trece años. Tal y como recuerda Aitor Larrabide en 'Ramón Sijé: La claridad del aire', sus primeros trabajos periodísticos se publicaron en 'Voluntad', aunque del material donado a la Fundación Cultural Miguel Hernández en el 2004 por la heredera del escritor, Carmen Saldaña, se descubrieron colaboraciones suyas en la revista tarraconense 'Juventud' en los años 1929 y 1930, aunque sin duda su trabajo más difícil en el mundo de las letras fue asumir en 1934 la dirección de 'El gallo crisis', la revista literaria que pretendía aglutinar distintas sensibilidades culturales de distintas ideologías sobre las que hubo de mantenerse Sijé.
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Muy bien relacionado en los círculos literarios no solo de Orihuela, sino también de fuera, conoció a Antonio Oliver Belmás y a Carmen Conde en un Campamento Universitario de Sierra Espuña, y a través de esa amistad, Miguel Hernández tuvo acceso a la Universidad Popular que dirigía la pareja cartagenera. Sijé abrió más de una puerta a su amigo, como la de Ediciones Sureste donde en 1933 se imprimió 'Perito en lunas' en los talleres de 'La verdad'. Aunque todo apunta a que la relación entre ambos no fue la mejor en los últimos años de vida, ni Miguel Hernández ni Ramón Sijé olvidaron nunca la amistad que les unió desde el colegio.
Pepito Marín también fue pieza importante en la Romería Lírica a Oleza que se organizó en 1932 en homenaje, tras su muerte, a Gabriel Miró. Fue secretario de la comisión que organizó ese recorrido que todavía se recuerda con el busto al escritor que retrató la Orihuela que conoció en el colegio en 'El obispo leproso' y que preside -con más pena que gloria- la glorieta que lleva el nombre de Miró.
La corta vida de Ramón Sijé impidió que fuera a más, aunque quienes lo han estudiado sostienen que su futuro literario pudo ser prometedor, si bien su fallecimiento hizo que nunca tuviera que postularse en uno u otro bando cuando apenas unos meses más tarde de su muerte estalló la Guerra Civil. Aunque de hondas raíces católicas, Sijé siempre se relacionó con personas de todas las ideas, lo que hizo que también todos le rindieran homenaje tras su desaparición.
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