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Se recuerda estos días de incertidumbres económicas que una de las máximas de Warren Buffet, de las personas más ricas del mundo, dice que «el ... dinero se hace cuando la sangre corre por las calles». Postulado bien escaso de principios morales; el lado menos humano de los negocios: aprovecharse sin escrúpulos del caído, amasar fortunas a costa de hundir más al necesitado.
Hay un antiguo refrán huertano que hace referencia a lo mismo, pero quizás con menos crudeza: «Les porcateres s'omplin quant el preu del porc está barato» (las porquerizas -granjas de cerdos- se llenan cuando el precio del cerdo está barato). En esta ocasión no hace falta que corra 'sangre', aunque sea en sentido figurado, simplemente hace mención a una situación determinada con animales, que comen, necesitan cuidados y son mercancía perecedera. Unas acciones, en vez del ganado, no exigen gastos que empujen, aunque pueden ser perecederas igualmente si tienden a cero.
Siempre se ha dicho también que en toda guerra no todos pierden, siempre hay quien aprovecha para ganar mucho, y no solo traficando con armas. A mar revuelto, ganancias de pescadores. los conflictos arancelarios les llamamos hoy guerras.
El reflejo más cotidiano lo tenemos con los sonoros vaivenes de las bolsas internacionales, que no siempre atienden a razones concretas. Igual pueden subir las acciones de empresas que pierden, como bajan también, sorprendentemente, acciones de alguna compañía con florecientes ganancias. Según las perspectivas, dicen los especialistas en estos asuntos, pero no parece que esta clase de movimientos inesperados se basen en hondas prospecciones de futuro. Será por el viento.
Quien compra lo hace porque espera ganar; no queda tan claro lo que impulsa de golpe a quien vende: puede ser porque necesita dinero de inmediato, o porque ya tenía programado hacerlo para afrontar unos gastos ineludibles y no puede esperar, aunque pierda... O cuestión de temores, más o menos fundados en lo que se barrunta, lo que se dice por ahí. Miedo a que si uno no vende ya, el valor seguirá cayendo y perderá mucho más cuando acabe vendiendo. Y esto último es lo que parece que ha abundando más en los últimos movimientos especulativos tras las maniobras arancelarias de Trump, quien ya dijo, por cierto, que era momento de hacerse muy ricos. Nos hablaba continuamente de producir más y ser competitivos y resulta que su base es la especulación, Pero quien ha perdido por precipitarse no puede lamentarse de perder. Si no vendes, no pierdes. Aguarda a verlas venir. Salvo que andes en una ola especulativa que haga perder más a otros.
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