Secciones
Servicios
Destacamos
La Comisión Europea, tan leguleya y superregulatoria, prepara una normativa para poner en vereda los humos emanados por utensilios o artefactos que queman leña, o ... sea, biomasa en fino lenguaje europeo.
Quieren reducir a toda costa la carga contaminante de tales emisiones, y aunque el texto publicado se refiere en principio a sistemas de calefacción, es decir, chimeneas y estufas, es notorio que tal idea se acabaría extendiendo a otras formas y destinos que se basan en el sabio dominio de pequeñas hogueras para calentarse o cocinar algo festivo y tradicional. En tal caso, ¿quién nos puede asegurar que por igual regla de tres no vayan a quedar también en tela de juicio nuestras paellas hechas a leña? Por la misma razón de ser de tal normativa, no hay humos que asciendan con más libertad y anarquía que los de un paellero en marcha, o los de una fogata con fuerza para asar sobre sus brasas unas chuletas, o una chimenea con viveza que convoca a su alrededor amenas tertulias y el hechizo de las llamas. Y con tal rigor, ¿qué podría ser de las Fallas?
Como los burócratas y tecnócratas de moqueta ven el mundo a través de cristales tintados, tienden a dirigirnos hacia modos idealizados sin percatarse de que acaban exagerando. Eso de ir contra los maneras de calentarse y hasta de guisar con lo que la humanidad tiene más a mano, es de mucha nota. ¿Estarán convencidos de verdad o lo harán por envidia? En las grandes ciudades, lo más próximo a la idea de quemar biomasa es una barbacoa de diseño con delantal y carbón del híper. O un moderno artilugio de pellets, que es biomasa transformada en combustible homogeinizado y susceptible de ser regulado.
Eso es lo que de verdad les gusta: tener algo entre manos que se pueda sistematizar y regular, y si no, hacer que se le parezca. Lo que ha sembrado inquietud es la revisión del llamado 'Reglamento de Ecodiseño' -nombre premonitorio-, que, según los fabricantes de estufas, plantea «exigencias inalcanzables».
La idea de quienes llevan tal empeño es que en pocos años no se permitan sistemas que quemen leña/biomasa salvo que dispongan de tecnologías de doble -y hasta triple- combustión, así como mecanismos automáticos de control. Lo primero puede introducir más comodidad y limpieza: la leña se quema mejor, los aparatos no humean, apenas queda ceniza... Ahora, con lo de automatismos para conectar-regular... Imaginen, con una paella, o con la vieja chimenea de siempre en el campo. Buscarle peras al olmo. Dicen los fabricantes que están en riesgo cientos de miles de empleos, y peor aún sería la pérdida de costumbres y culturas por la imposición de cosas absurdas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.