Inteligencia artificial
La primera vez que conocimos el funcionamiento de algo directamente relacionado con la inteligencia artificial aún no sabíamos que fuera inteligencia artificial, ni que existiera ... tal denominación. No habíamos leído o escuchado tal cosa todavía, ni quien nos explicaba de qué iba aquello que mostraba citó este concepto que ahora tanto prolifera. No se le daba la importancia sideral que hoy le adjudican. Y, sin embargo, aquello ya era una aplicación palpable de esto que hoy va a diario de boca en boca, que unos aman y otros temen y está presente en cualquier discurso, conferencia o debate con pretensión de estar a lo último.
Fue en Godelleta, unos años atrás. Vicente Franco, presidente de la comunidad de regantes, nos enseñó las instalaciones de generación fotovoltaica que alimentan los sucesivos rebombeos para mantener el abastecimiento de agua de riego a presión, en la extensa red de tuberías que parte de una serie de pozos y abarca 23.000 hanegadas por todo el término municipal.
Mantenerlo todo en marcha y en equilibrio, sin que falle el suministro, exige mucha dedicación y tecnología. Pero como estamos en el campo no se le da el autobombo que suele predominar en otras actividades. No obstante hablamos de mantener en perfecta coordinación de funcionamiento los pozos, grandes balsas de almacenamiento y regulación, los parques solares que suministran la electricidad, los grupos electrógenos que suplen eventuales faltas de sol, las bombas y muchos kilómetros de tuberías que sortean obstáculos y desniveles de todo orden.
Sería casi imposible asegurar que todo ello marchara de forma adecuada, con caudal y presión en cada campo, sin fallos ni riesgos de averías, con un manejo manual. O saldría carísimo, inviable. Para llevarlo en orden y superar mil complicaciones disponen de un buen sistema informático, con un 'cerebro' central que Vicente Franco situó como el eje de todo, lo que gobierna el conjunto, hasta señalar que «está aprendiendo cada día, se va perfeccionando por sí mismo». Quedamos sorprendidos, claro, ante tal definición.
Pasado el tiempo, cuando lo de la inteligencia artificial comenzó a sonar con fuerza, caímos en la cuenta: lo de Godelleta ya era (es) inteligencia artificial. Hoy funciona mejor aún. La máquina aprendió lo que debía aprender y lo gobierna todo. Pero como es para regar, no mola tanto como en otras cosas. Ahora siguen en la misma línea: digitalización a tope de la gestión, contadores inteligentes, cientos de sensores en el subsuelo para medir necesidades de agua y posibles problemas de contaminación... Han captado 300.000 euros del PERTE I y ya están en otra fase con el PERTE II. Inteligencia artificial con criterios muy humanos.
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