La presidenta de la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, Lorena Martínez, ha reconocido que la sobrepoblación de jabalíes se ha ido de las ... manos. Después de tanto esfuerzo, de tan reiteradas reclamaciones de miles y miles de afectados, de tantos anuncios desde la Administración, de tan buenas intenciones para resolver el problema... llegamos a esto: se asume que la plaga sigue creciendo sin control.
La Administración confió en la caza para disminuir sucesivamente el número de animales y su incidencia sobre los cultivos, las carreteras, las ciudades. Los cazadores pidieron más medios, facilidades y ayudas para poder desarrollar mejor tal labor encomendada, en la que también confiaron organizaciones agrarias, pese a que algunas voces expertas advirtieron que no bastaría con las escopetas. Que eran, y son, sin duda, necesarias paro reducir población, pero no solo las escopetas. Llegados al día de hoy, tenemos este reconocimiento: se nos ha ido de las manos. Como se dijo.
Los agricultores que ven sus cultivos arrasados de continuo ya lo venían diciendo de sobra: que no había manos, que las autoridades no se ponían en serio, que no se lo tomaban del todo en serio.
Una prueba de esto es que la alarma que está cundiendo ahora se centra en los ámbitos urbanos. Los jabalíes llegan a las poblaciones, alcanzan la costa, asustan a pacíficos vecinos que de repente se ven sorprendidos hasta en las playas... ¿Esto cómo es?, se preguntan. No es lo mismo que los agricultores se quejen de destrozos en los campos, que quedan lejos, que hasta hacen pensar en exageraciones, que deambulen las piaras de cerdos salvajes por las calles y playas, que choquen con coches en las carreteras, que espanten a bañistas y turistas.
¿Qué ha pasado? Pues que no se hizo caso cuando aún se podía atajar la cuestión. Creyeron que se quedarían en las zonas agrarias. Ya se apañarían los agricultores. Pero no. La población no deja de multiplicarse y no hay bastantes escopetas.
La Generalitat calcula en 271.000 los jabalíes que hay en la Comunitat Valenciana (ya serán más, pero demos por buena la cifra). Los cazadores abatieron el año pasado 54.548 en las tres provincias; una cantidad imponente que supone 25.448 más que la de cinco años antes y dos veces y media más que diez años antes. Y ni aún así.
Dicen los que saben de esto que habría que eliminar cada año el 60% de la población que quedara, durante muchos años seguidos, para llegar a cierto grado de equilibrio. Una hembra vive entre 6 y 10 años, es fértil al año y tiene unas 6 crías por año, la mitad hembras. Seguramente algo más con buena comida, como la disfrutan hoy en los campos. Calculen la imparable progresión geométrica.
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