Creer en lo absurdo
El libro 'La espiral de la razón: Las trampas y los mecanismos de las falsas creencias', escrito por el profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ... Dan Ariely, es muy informativo y, a ratos, apasionante. El autor sufrió durante un tiempo el acoso de las redes sociales debido a una serie de bulos que empezaron a crecer a raíz de la pandemia, lo que le causó un hostigamiento inmisericorde. Sus explicaciones en esas mismas redes, destinadas a probar lo absurdo de los hechos que se le atribuían (que se había confabulado con Bill Gates para promover las vacunas que dejarían estériles a las mujeres, entre otros), tuvieron un efecto nulo, cuando no sirvieron para avivar aún más las críticas demoledoras hacia su persona. Incluso llegó a hablar por teléfono con una de las grandes instigadoras para aclarar tanto sinsentido, pero no sirvió de nada: la mujer solo vio nuevas razones que confirmaban su culpabilidad. Una vez recuperado en lo anímico, el autor buscó sacar algo positivo de la experiencia y dedicó los años siguientes a investigar cómo es posible que haya millones de personas dispuestas a creer a pies juntillas en el universo conspiranoico que hoy es tan popular, desde que fue el propio gobierno de los EE.UU. el que derribó las Torres Gemelas hasta cualquier cosa que usted pueda imaginar.
El resultado lo plasma en este libro, y aunque es un asunto complejo, nos proporciona un modelo para poder comprender este comportamiento tan irracional. El modelo contempla cuatro dimensiones: la emocional, la cognitiva, la personal y la social. En síntesis, las personas que sufren emocionalmente (que padecen tasas elevadas de estrés) se hallan más predispuestas a aferrarse a teorías que pueden funcionar cómo un desahogo frente a una realidad dolorosa. Por ejemplo, si has perdido tu negocio por la pandemia, ¿por qué no pensar que ella es el resultado de fuerzas oscuras que pretenden acabar con la iniciativa y libertad de la gente? En la dimensión cognitiva vemos que existen formas de pensar que, como el sesgo de confirmación, nos llevan a prestar atención solo a las cosas que creemos que avalan nuestra idea, sin reparar en todo lo que la contradice. Por lo que respecta al nivel personal, se destaca que existen individuos cuya personalidad los hace más proclive a la credulidad y a seguir a quienes tienen ascendencia sobre ellos. Finalmente, la dimensión social nos revela cómo el hecho de sentirse miembro de un grupo fortalece la autoestima del sujeto, al tiempo que la mentalidad del grupo va haciéndose cada vez más radical e impenetrable. ¿Cómo es posible que haya gente que crea eso? Esta pregunta es la que se intenta contestar aquí y, a mi juicio, con acierto.
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