La vida es apuesta

Ahora las apuestas giran en torno al aguante de Sánchez en medio de la tormenta. Otro amigo aseguraba que convocaba elecciones antes de las últimas navidades. Jugué a la contra, no por nada, sino por chinchar, que en realidad no tenía ni idea y mi capacidad adivinatoria es idéntica a mis conocimientos sobre física cuántica. Esta vez, el que erró, cumplió con su palabra y me convidó a las gambas frescas de premio consensuado. Mantuvo su palabra. Ahora las apuestas van desde al «¿llegará al verano?» hasta el «¿cumplirá con la legislatura entera caiga quién caiga?». Lo ignoro, pero sospecho que muchas personas se equivocan en algo fundamental; esto es, Sánchez es otra cosa y con él no sirven los análisis basados en la perspicacia, en la inteligencia o en la experiencia. Sánchez es una suerte de kamikaze capaz de soportar lo insoportable con tal de mantenerse en la poltrona de la máxima jefatura. No es normal, es más bien un ser paranormal y las desdichas ajenas, incluso las de un país, le resbalan como un gota en la luna de un coche. Sánchez es capaz de destrozar lo que sea sin ningún rubor con tal de no ceder. Ojalá lo comprendan.