El negociador
En mi condición de cibertarugo profesional, entendía que 'Signal' o bien era una revista pronazi cuando la Segunda Guerra Mundial o bien la conocida marca ... de un dentífrico. Pero no, existe otro 'Signal', en este caso un chisme tecnológico para parlotear de una manera encriptada, con lo cual no te pueden pillar. Si lo he entendido bien, sería como un guasap pero en clandestino y archisecreto. Y gracias a esa forma de comunicación entablaban conversaciones, según uno de los audios, Santos Cerdán y la alegre mocedad de Bildu.
Y es que Cerdán era el negociador, o más bien el encargado de conceder las exigencias de las formaciones que pretenden hundir España, o sea los susodichos Bildu y los chicos de Puigdemont. Cerdán, por el día, platicaba bajo las reparadoras sombras de 'Signal', o en directo desplazándose hasta Waterloo en una estampa que reduciría a cenizas la dignidad de cualquier gobierno con aspiraciones decentes; y por las noches, (presuntamente) trincaba dineros golosos junto a sus amigachos. Ambas facetas no sólo escandalizan, sino que resultan estremecedoras. Que un tipo como este fuese el encargado de entablar acuerdos con los independentistas asusta porque, en fin, nos encontramos ante un hombre sin escrúpulos, ante un menda que trepó (presuntamente) la mar de culebroso en la pirámide política para forrarse mediante mandangas. Por lo menos los indepes no fingen, y en estos asuntos mienten poco: ellos intentan erosionar España todo lo que puedan para así conseguir su tajada y contentar a sus electores. No disimulan, al contrario, se muestran orgullosos de ello y les complace humillar al actual gobierno, basta escucharles porque rezuman satisfacción. Cerdán, sin embargo, simulaba actuar de servidor público pero en realidad se la sudaba un huevo, o los dos. Él estaba a lo suyo, o sea al (presunto) latrocinio.
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