Motores del mundo
Acaso el mundo funcionaba mejor cuando un consejo de ancianos dominaba los destinos de la tribu. El sentido común presidía sus actos, basados en la ... sabiduría que otorga la longevidad. En algunos pueblos los viejos del lugar se reúnen cuando cae el sol, a la fresca o en el interior de un bar. Y allí recuerdan, razonan, charlan, sonríen y miran el transcurrir de sus vidas incrustados en la última curva del camino.
En el pueblo de un amigo mío, y supongo que en otros también pues este patrón sin duda se repite, los mayores insisten en que los dos grandes motores que mueven el planeta y sus habitantes son el «folleteo» y la «avarisia». Es importante este matiz de «avarisia» con «s», que de ese modo se refuerza la avaricia. Digamos que la «avarisia» es superior a la avaricia, y más malvada. En los últimos acontecimientos que han sacudido las ya de por sí temblorosas entrañas de la familia sanchista, encontramos ambos motores. El papel de las chicas que trataban con tono de tratante de ganado resulta útil para redondear la personalidad de estos pájaros. Y la «avarisia» que les impulsaba, ni les cuento. Lo que todavía no logro entender es si los ingresos de la pasta corrupta los necesitaban para sus encuentros de amor bajo pago o para otros menesteres, como ampliar el patrimonio y contar con unas propiedades que vienen muy bien alcanzado el momento de la jubilación. Imagino que había un poco de todo, y que todo se mezclaba en sus labores de perforar pozos donde brotaban las monedas manchadas. Y, llegados a este punto, ¿mereció la pena? ¿En serio mereció la pena? Han deshonrado a los compañeros del partido, a los amigos que confiaron en ellos, a las familias que se tragaron sus trolas. Pase lo que pase cuando se enfrenten a los tribunales, el bochorno atroz les acompañará siempre. No, no merece la pena optar por el mangarrufismo.
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