Amnesia interesada
Confundir los deseos con la realidad es propio de mentes infantiles o de seseras que sólo pretenden arrastrarnos hacia un engaño de pacotilla. Lo vimos ... con Zapatero cuando se empeñó en negar la crisis. Que no, que no había crisis y que éramos unos zoquetes por no percibir los brotes verdes. Hasta que la crisis llegó y Zetapé agachó las orejas y tragó con todas las imposiciones que le enchufaron desde el exterior. Nosotros, peñuza vulgar, necesitamos negar la realidad algunas veces para no caer en esas melancolías innecesarias que pueden derivarnos hacia el abismo de la depresión. Pero a los políticos con mando cabe exigirles responsabilidad para que actúen con determinación y honradez.
La familia socialista, qué gran familia, anda destrozada estos días. Pero negar la realidad no ayuda. Casi me caigo de la 'chaise-longue' cuando escuché a Sánchez soltar eso de «la izquierda no roba, la izquierda no es corrupta». Le faltó añadir «porque yo lo digo, ¿vale?». Lo que se niega no existe o, en todo caso, es una simple anécdota, ese sería el principio fundamental al que se agarra. Pero aquí, bastantes almas, a izquierda y derecha, han robado. De hecho, en cuanto a cantidad, la izquierda gana porque los 800 millones de los ERE resultan insuperables en toda Europa. Y también podríamos recordar los tiempos tardofelipistas de Roldán y compañía, o hablar de Tito Berni y de sus simpáticos amigachos. Y qué decir de la trama Gürtel que trituró la derecha. Menudo desacato. Es una desgracia que una porción de políticos trinquen al amparo de sus cargos y dice poco de nuestra sociedad, tan sumisa, mansurrona y dócil. La izquierda roba y ha robado, por mucho que Sánchez opine lo contrario. Y, en vez de renunciar a la verdad, debería de reconocer los latrocinios históricos de los de su bando. Pero se conoce que sufre amnesia interesada.
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