No cometeré la humana costumbre de cambiar de criterio porque el corazón me lo pida. Los argumentos deben basarse en la razón precisamente para evitar ... que lo emocional tome el control de la realidad. Y digo esto lógicamente tras la debacle vivida en Barcelona por el Valencia. Debacle sin paliativos y diré más: como el mundo de Peter Lim es tan oscuro como el universo profundo, parece que lo del domingo solo es una más en su eterna lista de indecencias. Y es una más... pero no es una más. En Montjuïc se escribió una página negra en la historia del Valencia. Este club centenario tiene pocas manchas negras. De hecho, si hacía 70 años que el Valencia CF no recibía siete goles en liga se explica sin palabras que esto no es una más. El 7-1 pasará a la historia como una de las páginas más negras de la historia. Pero, ¿saben lo que pasa? Que con Peter Lim ya hasta esto nos parece «normal». Y ni con Peter Lim es normal. El paso de los años pondrá esta indecencia en su lugar y en la memoria.
Pero, dicho esto, retomo donde por donde empecé. No voy a cambiar de criterio por el 7-1. Si la semana pasada hablaba de Carlos Corberán en términos positivos tras su primer mes en el cargo hoy no voy a matarle por hacer un planeamiento suicida y equivocado ante el Barça. Porque sí, fue un suicidio el invento de creerse el Milán de Arrigo Sacchi y me imagino a Flick viendo el minuto uno a su rival en campo contrario y frotándose las manos. Carlos Corberán es el principal responsable de lo que pasó el domingo. «En su cabeza sonaba bien», como diría el chiste.
Pero si escribí tras el Real Madrid que no se podía valorar a Carlos Corberán porque esos partidos son distintos, no puedo salir de esa linea ante el Barça. A Corberán no le trajeron para equivocarse en un planteamiento táctico... pero, sobre todo, no le trajeron para salvar al Valencia contra Real Madrid y Barcelona. Le trajeron para el resto de partidos que ha jugado como entrenadorL casi gana en Sevilla, ganó a la Real Sociedad y las dos eliminatorias 'sencillas' de Copa del Rey. Para eso le trajeron y es ahí donde todos hemos visto a un entrenador táctico que ha mejorado colectivamente al equipo e individualmente a muchos jugadores. Lo pensaba la semana pasada y lo sigo pensando hoy. Lo de Barcelona es un desastre pero al final son tres puntos con los que no cuentas cuando empieza la liga.
Lo de Barcelona fue un desastre, pero ahora viene la Liga de Corberán, el Celta y el Leganés
Y ahora Celta y Leganés: la liga del Valencia. La liga de Corberán. Para ganar estas finales le han traído y de estas finales depende la temporada. Ganarlas le da un espaldarazo definitivo el equipo y al entrenador... perderlas casi te desciende. Quizá sin el casi. No creo, sinceramente, que lo de Montjuïc pase ninguna factura futbolística pero si creo que hay una mochila muy pesada -la misma que ante la Real Sociedad- que ya veremos como se gestiona. Y ahí es muy importante Mestalla. Había diez finales en casa, treinta puntos, en la segunda vuelta y ya se ha ganado la primera. Ganar en casa te dará la salvación y de eso ha de ser consciente todo el mundo. Y a estas alturas a Mestalla no hace falta pedirle nada. Yo creo que la afición tuvo todo claro el día de la Real Sociedad el papel que juega en esta liga: sin Mestalla el Valencia no hubiera ganado a la Real y no se salvará. Alguno dirá -con razón- que a Mestalla ya no se puede pedir nada más. Lleva dando todo lo que tiene a pesar de Lim y, especialmente, los últimos años de indecencia accionarial. Pero de todos los equipos del descenso solo hay un campo que es capaz de ganar partidos. O el Valencia juega su carta o al carajo todo. Así de claro.
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