Viento de cola para la seguridad
Valencia aumenta el número de policías locales y las protestas en los barrios por los delitos han bajado, lo que presenta un escenario impensable hace años
La Policía Local ya ha incorporado a los últimos 119 agentes de esta promoción en Valencia y la mayoría serán destinados a la llamada policía ... de barrio, patrullas a pie para tener más contacto con vecinos y comerciantes. Eso, unido al descenso del índice de criminalidad del primer trimestre de este año, hace que sople viento de cola para la alcaldesa Catalá en materia de seguridad ciudadana.
Siempre puede haber un borrón, eso está claro. Los robos de bicicletas a turistas se han convertido en una constante, denuncian las tiendas de alquiler, aunque las «zonas calientes» como el barrio de Orriols está ahora algo más tranquilo con la lluvia de inversiones de 3,7 millones en dos años para mejorar seguridad y limpieza.
Y en el Cabanyal y Nazaret, otros focos tradicionales de quejas vecinales, se han amortiguado bastante los últimos meses. Igual siguen los problemas de convivencia, el menudeo de drogas o las ocupaciones ilegales de viviendas, pero el caso es que ahora tienen menos repercusión que antes. En realidad, sólo se habla del problema de la vivienda y de los precios disparados en el frentas marítimo, aunque las casas se caigan a pedazos como las municipales subastadas.
Como siempre, el foco se pondrá estos meses cada vez más en las playas y el centro histórico, aunque este distrito está ya todo el año repleto de turistas. La seguridad en el arenal y en el paseo marítimo es una de las prioridades habituales, más allá de que sirvan para contener las cifras en la estadística. Los delitos de índole sexual son de lo que más preocupan a la población.
Las incorporaciones arrojan una pista también de por donde circulará el balón las próximas semanas en Valencia. Una decena de las nuevas incorporaciones servirá para aumentar las patrullas en el jardín del Turia, que a determinadas horas del día empieza a estar más que saturado. El aumento de los asentamientos también es preocupante, aunque en este caso es por la indignidad de las personas que sufren esta mala situación. La apertura de un segundo albergue reducirá las tiendas de campaña, al menos eso se espera.
La Policía Local se encarga también de la seguridad vial. Preocupa y mucho el incremento de los accidentes con patinetes eléctricos, que se han triplicado desde 2020 hasta 2024. Habrá que esperar a una nueva actualización de la estadística, aunque parece claro que la irrupción de estos vehículos de movilidad personal son un problema en todas las grandes ciudades y Valencia no es una excepción.
La ampliación de la red de carriles ciclistas, con el último ejemplo del tramo abierto en Malilla o los proyectos en concurso para los que habrá en la calle San Vicente Mártir y la avenida Gaspar Aguilar, marcan el camino correcto para la segregación de este tráfico, aunque queda mucho trabajo por hacer, sobre todo en material de concienciación ciudadana, tanto por los usuarios de los patinetes como de los otros «actores» de la calzada.
En 2023 ya se superó el millar de siniestros, una cifra que aumentó ligeramente el pasado ejercicio. Los controles policiales han aumentado en consonancia y también las multas, aunque se está lejos de conseguir la regulación completa de unos patinetes que se trucan con demasiada facilidad.
En cuanto al resto del tráfico, la última medida para facilitar el transporte público, tomada en Blasco Ibáñez, no ha sentado muy bien entre las asociaciones vecinales por el recorte de plazas de aparcamiento, entre otros motivos. Ahí sí que hará falta la empatía de la Policía Local, sin duda.
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