Llega el macrobotellón del año
Valencia recogió el pasado año 70 toneladas de basura en las playas la Noche de San Juan en una fiesta que hace ya mucho dejó de celebrar el solsticio de verano
Esta noche se celebra el solsticio de verano, la Noche de San Juan, y Valencia no es una excepción, tampoco en la manera que se ... ha desvirtuado la fiesta. Será un macrobotellón, el mayor del año con permiso de las Fallas, controlado hasta cierto punto por la Policía en las playas del Cabanyal y la Malvarrosa.
Digo que no será una excepción porque en otras partes ocurre lo mismo. El año pasado se juntaron 25.000 personas en Stonehenge, lo que arroja la conclusión de que hay poca espiritualidad alrededor de las milenarias piedras. Las 70 toneladas del pasado año dejadas en la arena en el Cap i Casal fueron cinco más que en 2023 y la única merma de que no sea superior esta noche es que todavía no funciona el metro en l'Horta Sud. De haberse cumplido la previsión inicial de Metrovalencia, estoy seguro de que mañana hablaríamos de un nuevo récord en la limpieza.
Ante esta situación, la pregunta que me surge es si esta fiesta ha pasado la línea de todo lo razonable. Relativamente reciente para toda la ciudad, cuando era joven se celebraba sólo en los barrios del Marítimo con abundancia de familias y cena de sobaquillo en un círculo de sillas plegables.
Es difícil no caer en la nostalgia sin darse cuenta uno de que nos movemos ya en parámetros de una gran ciudad de más de 820.000 habitantes. ¿Cabe por lo tanto una mayor regulación? ¿Debe la ordenanza de consumo de alcohol en las calles ser más restrictiva?
Leo el dispositivo de la Policía, los servicios de limpieza, Metrovalencia y la EMT. Parece el resumen de un operativo militar donde sólo falta hablar de flancos y retaguardia. ¿Vale la pena un esfuerzo tan grande por parte de la Administración?
Deberíamos aprender todos de las comisiones falleras. Sin ir más lejos este año en la calle donde vivo estuvieron de fiesta todo el día con actividades para niños, siguieron por la tarde para los mayores y acabaron con una cena de la que apenas nos enteramos alrededor más que por algunas risas.
Esa evolución de las Fallas es más que interesante. Cada año ponemos el foco en lo rápido que se limpia la arena para abrir las playas al baño en condiciones, al igual que ocurre en la eliminación de la suciedad en el paseo marítimo. Igual habría que darle una vuelta al desarrollo de la propia fiesta.
Salimos de una dana que dejó miles de toneladas de cañas en las playas de la Albufera. Está todo relativamente limpio, aunque el Ayuntamiento ha recomendado que este verano mejor andar con chanclas por si las moscas. Después de tanto esfuerzo es difícil entender la razón de que ensuciemos los arenales por gusto.
Algún año habrá que pensar en poner el cascabel al gato y que todo esto no sea sólo un ejercicio de recoger basura y contabilizar comas etílicos y quemaduras. LAS PROVINCIAS celebró la semana pasada el IV Simposio de la Albufera, donde la petición común de todos los Ayuntamientos es que se deje trabajar a los científicos y, sobre todo, hagamos caso a sus soluciones. ¿Por qué no hacer lo mismo con las playas la Noche de San Juan? Seguro que circula por ahí algún informe que desaconseje un maltrato al litoral tan evidente.
Mientras ocurre eso, sólo nos queda publicar las fotos del antes y el después de las playas, para que se vea lo rápido que limpiamos, así como confiar en que este año no haya personas con una neurona en pleno funcionamiento, que les dice que soltar un globo de papel alimentado por una pequeña llama en las playas de Pinedo o El Saler es algo sin riesgo de provocar un incendio forestal. ¿Tendrá que suceder algo así para darnos cuenta del daño?
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