Algo más que carriles bici

El ayuntamiento ya ha sacado a concurso la construcción de los carriles ciclistas en la calle San Vicente Mártir, la avenida Doctor Tomás Sala, la avenida Gaspar Aguilar y la calle Joaquín Navarro. Barrios de la mal llamada periferia donde estoy convencido de que se fragua una nueva centralidad.

Sigo la pista de este proyecto desde que apareció por primera vez en 2017, entonces con un punto para mi gusto demasiado radical y arriesgado que pasaba por cambiar el sentido del tráfico en Gaspar Aguilar y San Vicente dejándolas en dirección única, una de entrada al centro y la otra de salida. Finalmente se ha modificado para eliminar un carril en cada una de estas calzadas, pero manteniendo el doble sentido.

¿Por qué me parece una operación interesante? Primero por la carencia de itinerarios ciclistas en esta parte de Valencia, con lo que se ayudará a los vecinos en sus trayectos. Un vistazo al mapa de intensidades indica que por el bulevar sur apenas circulan 1.500 bicicletas y patinetes eléctricos al día, una cifra ínfima. No digo que deba llegar a los más de 8.000 registrados en el cruce de las calle Xàtiva y Ruzafa, pero esta parte de la ciudad está lo suficientemente poblada para superar el balance actual.

Segundo porque ayudará a hacer más atractivo el PAI del antiguo cuartel de Ingenieros, que se hará al norte de la calle Uruguay, atascado sin remedio desde hace años por innumerables trabas burocráticas. Además, está en agenda del Ministerio de Vivienda impulsar más viviendas públicas en el viejo cuartel de Artillería.

Tercero porque si le sumanos el PAI del Parque Central, está más que justificado hablar de una nueva centralidad en Valencia. En esta última zona, el gobierno municipal ha encargado un cambio de planeamiento urbanístico mientras siguen los trabajos en el canal de acceso, financiados al 50% por el Gobierno, como hay que recordarle al ministro de Transportes, Óscar Puente, cada vez que se pueda. La otra mitad se reparte a medias entre el ayuntamiento y la Generalitat.

Todo lo que recae a la calle San Vicente Mártir cambiará por lo tanto en apenas unos años, ojalá, después de ser durante demasiado tiempo un trastero de Valencia, con quejas vecinales constantes por vertederos ilegales, ocupaciones ilegales de casas y fábricas en ruinas, con la guinda de los escándalos y botellón que brindaba la ubicación de una discoteca.

¿Todo eso desaparecerá gracias a cuatro carriles ciclistas? Desde luego que no pero es un primer paso. La virtud de reurbanizar una calle, aunque sea una intervención mínimo como añadirle un carril para este tipo de transporte, es que comenzamos a verla de otro modo. Ciclistas desde la plaza del mercado de Jesús hasta el bulevar sur circulando con seguridad, junto con la otra ruta que saldrá desde Maestro Sosa también en dirección sur, es un lujo para la movilidad en Valencia.

No olvidemos que salimos de una Capitalidad Verde Europea y se acercan los plazos para que la Zona de Bajas Emisiones sea efectiva de verdad. Cualquier iniciativa que sirva para reducir la contaminación y sea compatible con el tráfico, como este caso, encaja perfectamente con las directrices europeas y contribuye a completar y modernizar la ciudad.