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Poco antes de que la Unión Europea decidiera aparcar la petición del Gobierno español de hacer cooficiales el catalán, el gallego y el euskera, un ... portavoz de Vox salió a denunciar que el PP tiene la «red de contactos de una zarigüeya» en el viejo continente y que habían contactado con ellos para conseguir que algunos países miembros se opusieran al intento sanchista. Eso se lo dice un partido minoritario al que en estos momentos forma parte del mayoritario, el Partido Popular Europeo, y que ha gobernado en España a lo largo de quince años (1996-2004 y 2011-2018), periodos en los que pudo forjar alianzas y complicidades con dirigentes y formaciones de su órbita ideológica. En definitiva, una broma, un meme, un comentario para las redes sociales. La nueva política. La jornada en la que decaía hasta mejor ocasión la alocada propuesta del sanchismo para contentar a Puigdemont, en el Ayuntamiento de Valencia los concejales de Vox votaban contra una propuesta del PP que reclamaba el fin del conflicto palestino-israelí. ¿Quién puede estar en contra de algo así? Alegando que un Consistorio no debe abordar asuntos internacionales, los cuatro de Abascal se desmarcaron de sus socios en el equipo municipal de gobierno, permitiendo que María José Catalá perdiera una votación. Otra, porque anteriormente la pareja Badenas-Herrero se había ausentado unos minutos del hemiciclo, con lo que la oposición logró sacar adelante una moción contra la reforma de la ley Trans que se iba a debatir en Les Corts Valencianes. ¿A dónde va Vox, qué pretende, qué espera ganar con esta táctica? (si es que todo esto obedece a alguna táctica). No lo sé, pero me temo que los estrategas de este partido no han medido bien algunas de sus obras, de sus palabras y hasta de sus ausencias. El votante de Vox, tanto el que podríamos llamar clásico (siendo como es un partido bastante joven) como el sobrevenido, puede ser muy crítico con el PP. Puede que incluso no vaya a votar nunca al PP (aunque en su día lo hizo). Pero su enemigo no es el PP, es el PSOE de Sánchez. Fomentar el desgaste de los populares debe de hacer mucha gracia en la sede de Vox, entre sus cargos y militantes, pero no es la táctica que esperan sus votantes, no es lo que están deseando que suceda. Así que aún sabiendo que el consejo va a caer en un saco más que roto, recomendaría a este partido una buena dosis de sentido común, de trellat. A no ser que le hayan cogido gusto a lo de calentar los bancos de la oposición en el Congreso con tal de no ver gobernar al que para algunos parece ser su enemigo a batir, el PP.
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