Borrar
EP
Belvedere

La medicina del Estado de derecho

A la doctora María Jesús Montero hay que recetarle una buena dosis de legalidad y de respeto a los jueces, el mejor antídoto contra el populismo extremista

Pablo Salazar

Valencia

Lunes, 31 de marzo 2025, 23:49

Siento un gran respeto por la profesión médica. Veo lo que les cuesta acceder a la carrera, terminarla y aprobar el MIR y pienso que ... los profesionales de este sector no sólo tienen que tener vocación (¿cómo si no se puede uno dedicar a tratar las enfermedades de los demás, con todas las miserias que eso comporta?) sino una cabeza bien amueblada. Conozco a algunos doctores (Javier Gómez-Ferrer o Luis Martí Bonmatí, por ejemplo) que por sus conocimientos técnicos y su calidad humana me reafirman en esta idea. En política tuve la suerte de coincidir con un médico, Martín Quirós, que es, sin duda, uno de los personajes más singulares y fascinantes que me he encontrado a lo largo de mi trayectoria laboral. Sirva todo este largo pero necesario preámbulo para mostrar mi incredulidad cuando tras escuchar hablar en público a la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, me acuerdo de que es médica... ¡Médica!, repito no dando crédito, aunque más bien debería escribir, ¿médica?, entre signos de interrogación. ¿Cómo es posible, en qué Universidad estudió, quiénes fueron sus profesores...? Insiste mucho -volvió a hacerlo en el publirreportaje que le regaló Évole- en que se la critica por su acento andaluz, para así, de paso, hacer campaña en su tierra. Pero no es el acento, no es cómo lo dice sino lo que dice. La falta de respeto al Estado de derecho viniendo de la segunda autoridad del Gobierno de España es de una gravedad insólita. Según sus palabras, si una mujer denuncia una agresión sexual hay que creerla y condenar al denunciado, diga lo que diga el tribunal. ¿Presunción de inocencia, para qué? Me pregunto si lo tendría tan claro, si se mostraría tan rotunda, en el caso de que su marido o pareja, si lo tiene, o un hijo -lo mismo, desconozco si existe- fuera acusado de violación. ¿Le bastaría entonces la declaración de la presunta víctima? Al médico se le supone, entre otros, el valor de la tranquilidad y la sensatez, de no ponerse nervioso cuando un paciente llega a su consulta, al ambulatorio o al hospital con una dolencia, incluso con una crisis. Pregunta, analiza, estudia los datos y diagnostica la mejor terapia posible. Montero es la antimédica, tensiona en lugar de relajar, actúa sin pensar y aviva el fuego cuando debería apagarlo. Visto su preocupante estado de salud me atrevería a recetarle una buena dosis de Estado de derecho para tratar de rebajar los efectos que el populismo inculto y extremista del que hace gala están provocando no sólo en su propia personalidad sino en el Gobierno del que forma parte y en la sociedad española a la que dice servir.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias La medicina del Estado de derecho

La medicina del Estado de derecho