¿Hace falta otro museo?
Con las urgencias sociales, urbanas y ecológicas que padecemos ¿es lógico destinar una gran inversión para reformar la antigua sede de Hacienda?
Podría formular la pregunta de otro modo: ¿tiene Valencia una oferta museística suficiente? A lo que contestaría que indudablemente sí. Faltan algunas piezas en el ... tablero, es cierto, y, sobre todo, mejorar algunas de las existentes, pero en general podemos afirmar que el catálogo que se ofrece a los de aquí que se interesen y a los de fuera que nos visitan es digno para una ciudad de las dimensiones de la capital de la Comunidad Valenciana. Entre las carencias cabría anotar, en primer lugar, la de un Museo Marítimo de verdad (no me vale que me citen las Atarazanas y la Casa dels Bous), acorde a la relevancia que la navegación y el puerto han tenido en la historia y desarrollo de la ciudad. Y, en segundo lugar, un museo del Valencia CF, una muestra histórica como tienen tantos otros clubes de menor raigambre social que el de Mestalla. Un espacio que debería ir ligado al propio estadio, el más antiguo de Primera, sobre el que, sin embargo, pende la amenaza de derribo en los próximos años, en cuanto se consume el destarifo de la avenida de Les Corts, la penúltima aberración urbanística de una urbe acostumbrada a este tipo de dislates. Entre los mejorables, o entre los sinsentido, la dispersión de fondos en varios Museos de las Ciencias. O un Museo Fallero que pide a gritos una repensada. O el Museo de la Ciudad, un extraño y desvaído cajón de sastre que ha acabado siendo un cajón desastre. Por no hablar, claro, de la que durante años fue la joya de la corona, el IVAM, reducido hoy a un centro menor y que ya no juega en las grandes ligas. Por tanto, hay mucho por hacer con lo que ya tenemos. Pero entonces, y volviendo a la pregunta inicial, ¿hace falta otro museo? ¿Es una buena idea que la antigua sede de Hacienda en Guillem de Castro -abandonada por el mal estado del edificio- se destine a pinacoteca para acoger los fondos pictóricos de la Diputación y del Ayuntamiento guardados en almacenes? Así formulada me genera dudas. Primero, por el estado pero también por el tamaño del inmueble; ¿hay para tanto? Segundo, por la propia concepción del museo, con obras que si están en los almacenes por algo será (no todo merece exponerse). Y tercero, por el coste, tanto de la reforma del edificio como del mantenimiento de este nuevo museo de tamaño XXL. Con las necesidades sociales y de vivienda que tenemos, con las urgencias medioambientales y energéticas, con la escasez de fondos de las administraciones públicas valencianas, ¿de verdad vamos a embarcarnos en el proyecto de un nuevo museo? Creo que ya he contestado a la pregunta.
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