Toca hablar de sueldos
El incremento del coste de la vida da un vuelco a la negociación sindical: se retoma la reivindicación clásica de subir los sueldos
PABLO ROVIRADELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT
Lunes, 30 de junio 2025, 23:42
Hubo un tiempo en que las mejoras retributivas del profesorado eran, como el estirón de cualquier adolescente, una carrera autonómica de paradas y arrancadas. A ... finales de los noventa y en la década de los dos mil, antes de la crisis de 2008, las tablas comparativas de lo que un docente cobraba en una comunidad u otra eran el comodín que los sindicatos ponían sobre la mesa en todas las negociaciones. Entonces, en plena expansión del sistema y entrando a raudales dinero -prestado- en la caja pública, la discusión se centraba en si las subidas tenían que ser lineales, igual para todos, o progresivas, subiendo más al que más responsabilidad tenía. En algún territorio se crearon hasta nuevos complementos como el de tutoría que los especialistas también cobraban.
Y era justo, porque era la época en que los alumnos se jactaban de abandonar el instituto para cobrar en la construcción más que el profesor que les intentaba retener. La historia de después, la crisis de 2008 y siguientes, ya la saben por contada y, para muchos, por vivirla en carne propia.
Después hubo un cambio de tendencia, que posiblemente no fuera específica de la docencia. Ya digo, aquella crisis disparó el desempleo y, por tanto, la estabilidad laboral fue un valor en alza. Fue también entonces cuando el acceso a los estudios de Medicina se hizo imposible, por su mezcla de reputación y buenas condiciones económicas, aunque sea por comparación mientras otras profesiones cualificadas se deterioraban.
Así, la estabilidad, la baja inflación y una nueva actitud emergente sobre el empleo priorizaron las mejoras laborales no retributivas. Es decir, la presión sindical no estaba en la subida de sueldos, sino en la reducción de la carga lectiva, en la estabilización de los interinos y en el incremento de plantillas. Durante la última década, durante el Botànic, por convicción y por presión, el aumento de la masa salarial docente iba, fundamentalmente, a la contratación de más profesorado y la redistribución de tareas. Insisto, no obstante, que fue una tendencia del mundo laboral no exclusiva de la docencia. El debate estaba más en si trabajar un día menos que en cobrar más.
Me da la sensación de que la tendencia ha vuelto a cambiar. Y muy relacionado con el aumento del coste de vida y, particularmente, de la vivienda. De repente, el mordisco del alquiler o la hipoteca, de la alimentación y de los suministros reclama más sueldo. Este ya no da de sí lo que daba antes. El cinturón se aprieta y vuelve la necesidad de reivindicar mayores emolumentos.
Por eso no es de extrañar la movilización de los sindicatos docentes, como la de la semana pasada a las puertas de la Conselleria, pidiendo esta mejora en las condiciones laborales. Es previsible que esta presión crezca y no solo en la Comunitat Valenciana. La pérdida de poder adquisitivo docente se acelera en la medida en que la época de la inflación cero ya es historia desde la pandemia.
Además, el acuerdo se intuye más complicado porque no parece que las cuentas públicas estén para las mismas alegrías que las del principio del milenio. Además, y esto les ocurre también a las empresas, si bien es descorazonador que los sueldos no puedan hacer frente a las subidas de las viviendas, no es fácil trasladarlo a las organizaciones que tampoco tienen esa responsabilidad. De la vivienda cara no vive la empresa que no se dedica a eso. En la docencia, el teletrabajo no es una alternativa posible.
La movilización sindical por la mejora retributiva es un pistoletazo de salida a una tendencia que tiene todos los visos de agravarse en el sector educativo.
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