Presión y desigualdad en la PAU
La Selectividad trae novedades, pero no afecta a su tendencia hacia un acceso cada vez más competitivo
PABLO ROVIRADELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT
Lunes, 2 de junio 2025, 23:56
Comienza la prueba de Selectividad en la Comunidad Valenciana, que todavía no llega a paralizar el país como dicen que hace el 'Gaokao' chino, pero ... que seguro que para los afectados -y sus familias-, el nivel de estrés es equivalente. Muchos lectores habrán pasado por ahí, y su pensamiento quizás esté en el mismo que se tenía con la mili, que si uno la hizo, por qué no los siguientes.
En esta edición se introducen novedades, en una doble búsqueda que nunca se alcanzará: la estandarización de las oportunidades -que no del examen-, y la deriva competencial. Ese intento de evaluar lo que se sabe hacer con lo que se sabe con una prueba en la que toda la recompensa se concentra en alcanzar los máximos decimales.
Una misma Selectividad para el distrito único es una quimera. Fíjense que ni siquiera la novedad de penalizar las faltas de ortografía, que no depende de las diferencias curriculares entre autonomías, restará distinto en cada sitio. Si en eso no hay una postura común, cómo lograrlo en el resto. De estas novedades, además, se esperan calificaciones a la baja, sobre todo, por la reducción en la elección de preguntas que con la pandemia llegó a su grado más laxo. Esto permitió durante años la estrategia de estudio, la apuesta curricular, el dejar de estudiar una parte del temario que pudiera surfearse con este picoteo durante las pruebas.
Da igual, en el fondo, que todas las notas bajen si lo hacen de manera general, porque, insisto, ante la imposibilidad de un examen igual hay que centrarse en la igualdad de oportunidades. Si a todos baja, ésta se mantiene. Hay que ver cómo afecta con la competencia de solicitudes con notas de años anteriores.
En contraposición, está la inflación de sobresalientes en Bachillerato, disparada, que sí que hace mella en ese objetivo de igualdad de oportunidades. En este contexto surge la última polémica, sobre los exámenes para subir nota que realizan algunos centros. La polémica sitúa el conflicto en la titularidad de los centros -muchos concertados realizan estas pruebas que los institutos, de manera general, no-, aunque la cuestión real es por qué unos centros lo hacen y otros no. Vaya por delante que es una práctica dentro de la normativa, que establece el centro según su autonomía y que, con esta facilidad, permite al alumno elevar su nota si alcanza el conocimiento exigido. Al final es de lo que se trata, sea a la primera o a la segunda, en recuperación o repitiendo, acudir a la PAU con la nota equivalente al nivel demostrado.
En igualdad de oportunidades la Selectividad hace aguas por las diferencias entre centros, entre criterios de corrección y entre autonomías. Esto, que siempre ha podido ser así -como puede recordar cualquier lector-, aumenta su gravedad en la medida en que la competencia por entrar en los estudios deseados también aumenta. Hoy en día, solo la mitad de los estudiantes entra en su primera opción, y la presión del distrito único hace que uno de cada tres universitarios de la Comunidad estudiara en otra autonomía.
Las alternativas, deseadas o por las circunstancias, son dos, fundamentalmente. No es extraño que ya haya siete comunidades con más estudiantes de FP que en la universidad -con una FP Superior con sus notas de corte también en crecimiento-. Por otro lado, la expansión de la red de universidades privadas que también crece en alumnado.
Hoy comienza la Selectividad, una prueba que parece la de antes pero ya no lo es porque su objetivo selectivo crece a la par que se estanca, al menos, su intención igualadora. Calma y suerte para quienes hoy la empiezan.
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