Cuando la lengua resta
La media de Valenciano en la Selectividad de este año ha bajado siete décimas. Una ventaja para el resto de autonomías
PABLO ROVIRADELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT
Lunes, 23 de junio 2025, 23:55
Este artículo no trata de educación ni de aprendizaje; trata de competencia. Las asignaturas de Historia y Valenciano -publicaba ayer LAS PROVINCIAS- han empujado a ... la baja las medias de Selectividad. Una pena que nuestra peculiaridad no sume sino reste.
Insisto en el mensaje de que no hablo de aprendizaje, sino de competencia, que es lo propio de estas pruebas de acceso. Las notas de corte, ahora, condicionan el futuro de nuestros jóvenes, que rascan o echan de menos sus últimas décimas. Hasta tres decimales se cuentan para entrar o no entrar. A la milésima, como quien dice. No es educación, sino casi algo deportivo de ver quién gana y quién pierde en esta carrera. Una competición que enfrenta a alumnos con alumnos, a centros con centros y a autonomías con autonomías. En cada uno de estos tres niveles se generan diferencias en las marcas.
Por eso, priorizar esta perspectiva nos ayuda a entender los resultados. Por ejemplo, el año pasado, menos Baleares, el resto de autonomías con lengua propia sacaron una media más alta en Lengua Castellana que La Rioja. También, menos Baleares y la Comunitat, que Madrid. Y algunas obtuvieron calificaciones más altas que Castilla y León.
Las notas de corte condicionan el futuro de nuestros jóvenes, que rascan o echan de menos sus últimas décimas
La comparativa no es vana, porque La Rioja (cuna de la literatura en castellano), Castilla y León o Madrid destacan en las evaluaciones internacionales en lectura en comparación con el resto. Sin embargo, el dato, históricamente, se ha convertido en Cataluña en un argumento de defensa del modelo de inmersión lingüística. ¿Qué hay que criticar si para en la única prueba 'común', los alumnos catalanes sacan mejor nota que los de Madrid en Lengua? De esta manera, se convierte en un axioma contraintuitivo: cuanto menos se estudia en castellano, mejores resultados se obtienen en la PAU. Es la razón opuesta a la enseñanza en valenciano -u otra lengua no castellana-.
Tampoco hace falta irse fuera para encontrar la misma 'evidencia'. De nuestras cinco universidades públicas, la única que ha superado el seis en Valenciano ha sido la Miguel Hernández de Elche. Tras ella, la Universidad de Alicante, por delante de la UPV y la UV. La peor media (5,402), la UJI, la institución que realiza las pruebas de acceso en la provincia donde más valenciano se habla.
No obstante, no hay que equivocarse: el alumnado de las autonomías con lengua propia tiene la dificultad añadida de una asignatura más. En nuestra tierra, además, incluye una materia que se explaya con deleite en la sociolingüística, una ciencia que en las autonomías monolingües apenas se aborda de refilón. Se intuye que al objetivo de terminar la escolarización no universitaria con competencia en la lengua, se suma un ansia por marcar a fuego cierto victimismo lingüístico en nuestros adolescentes.
Y ya que salen con agravio, también podrían salir con nota.
Es decir, añadido este plus que significa una asignatura que otros no tienen -que se traduce en que las monolingües dedican más horas a ciencias durante la escolarización-, podría ser también una ventaja.
Pero no, este año ha ocurrido lo contrario. La media en valenciano ha quedado en 5,583, lejos del 6,410 de la media general en la fase obligatoria y siete décimas menos que la que obtuvo la asignatura el año pasado. Se intensifica, así, la entrada a la universidad valenciana de aquellos estudiantes que no han cursado valenciano, es decir, de fuera de la Comunitat.
Lo advertí: este artículo no trata de educación ni de aprendizaje; trata de competencia.
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