El otro baile de Iceta
El proceso de estabilidad de los empleados públicos ha sido tan rápido que ha supuesto muchos cambios de personal en muy poco tiempo
PABLO ROVIRADELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT
Lunes, 12 de mayo 2025, 23:22
Su baile en una campaña electoral hizo famoso a Miquel Iceta, entonces secretario general de los socialistas catalanes. Más adelante, se le hizo ministro para ... premiar su incompetencia. Quitarle de candidato para poner a Salvador Illa se puede enmascarar como se quiera, pero es una decisión que parte desde el convencimiento de quien manda, Pedro Sánchez, de que no era la persona idónea. Duró poco como ministro de Política Territorial y Función Pública, algo más como ministro de Cultura y Deporte, y ahora es embajador de España en la Unesco. En cualquier otra profesión esta trayectoria suena fulgurante, digna de reconocimiento. En política, es una concatenación de ceses por elevación.
En su breve paso por Función Pública tuvo que dar respuesta normativa a la exigencia europea de reducir la temporalidad de los empleados públicos. Para ello aprobó un real decreto que iniciaba tres años de procesos de estabilización del personal con el objetivo de reducir la interinidad al 8% del total de la plantilla. Si la iniciativa se valora según los interinos que han pasado a ser funcionarios de carrera, se puede decir que ha sido exitosa. Si se califica según la reducción de la interinidad, el aprobado está bastante raspado. Su celeridad ha tenido consecuencias.
El baile de Iceta, el de verdad, el que afecta a los ciudadanos, está en los movimientos tectónicos de personal que ha provocado este real decreto y las dinámicas propias de los empleados públicos, todo un vaivén de puestos, personas, excedencias, comisiones de servicios y demás que, con tanta premura, ha estabilizado el empleo pero desestabilizado la función pública.
Según un informe de la Sindicatura de Comptes sobre el ejercicio 2023, en los últimos 15 años el número de empleados públicos de la Generalitat ha crecido un 23% y el de interinos se ha duplicado. En 2023, el 49,6% de los trabajadores de la Generalitat eran temporales. El 71,6% del personal sanitario y el 28,4% del docente. Recuerden, el objetivo es estar por debajo del 8% de la plantilla.
Estos tres años de estabilización han disparado las convocatorias y el 'baile'. La movilidad funcionarial tiene unas normas y decisiones más complejas que las de un cónclave. Uno puede estabilidad una puesto que tiene en reserva pero no ocupa, lo que le hace abandonar donde trabaja, para enseguida pedir una comisión en otra vacante y así dejar desierta la plaza estabilizada, de la que se desalojó a un interino para hacerle sitio y que, de nuevo, tiene que cubrirse a través de una bolsa. Por ejemplo, en docencia (que tiene unas normas específicas), a este tercio de interinos se suma un 11% de comisiones de servicios más un 17% que se mueve en los concursos de traslados, estadísticas del Ministerio ¿Cuánto conocimiento de los proyectos, de los centros, de los expedientes, se pierde y toca arrancar de cero con un nuevo personal?
La movilidad laboral es un derecho consolidado en la función pública, pero este 'baile' no beneficia a la calidad del servicio público porque diluye experiencia acumulada en los puestos a manos llenas. Además, ha vuelto loco a más de un servicio porque la estabilización ha provocado personal veterano que salía y vacantes que tardan en cubrirse.
Mediremos el éxito del baile por la reducción de interinos, pero la incidencia real es ésta, y es muy difícil medir de qué modo tanto baile de personal en tan escaso periodo de tiempo retrasa la agilidad de la Administración -en momentos de necesidad grave de gestión, por ejemplo, como la dana-. Y en lo que toca a las escuelas e institutos, cómo se renueva antes el claustro que el alumnado.
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