Valencia, sin deudas con Manolo Valdés
Nadie, hasta aquel ser humano que tenga la sensibilidad artística propia de la suela de un zapato, debería permanecer ajeno a la estupenda noticia de ... que la ciudad de Valencia ha decidido reconocer la trayectoria, el éxito internacional y la magnífica obra de Manolo Valdés, por fin, con un museo propio en el lugar donde nació. Que no es poco.
Es de esas decisiones que, una vez tomadas, no entiendes cómo es posible que no se hayan tomado antes. Así se entiende la ausencia de oposición o críticas al proyecto en cuestión y la unanimidad que lo acompaña. Por tanto, hay que reconocer el trabajo, la intuición y el acierto de esta decisión respaldada por todos y que hace que esta ciudad -sin duda- sea un poco bastante mejor. Primero porque es un reconocimiento explícito a los 'suyos' -a los profetas propios-, además porque se hace en tiempo y forma para que pueda disfrutarlo y, dejando atrás muchas otras causas más, porque sencillamente es lo que tocaba hacer.
Si el arte de Valdés tiene su hueco propio y protagonista en el MoMA de Nueva York, el Pompidou de Paris, el Reina Sofia de Madrid, el British Museum o la Tate Gallery de Londres, ¿qué mejor que sea Valencia la ciudad de referencia donde habite su extraordinaria obra?
Es una decisión que no entiendes que no se haya adoptado antes
Sabía a poco encontrarte con su Dama de Elche -observarla iluminada por los rayos del sol en la avenida de las Cortes Valencianas es un auténtico espectáculo para los sentidos- o con su Pamela en La Marina. Por eso, buena parte de su obra podrá disfrutarse en breve en una nave del Parque Central acondicionada por el Ayuntamiento para poder acogerlo como toca. En condiciones.
La ciudad de Valencia salda así una deuda invisible pero cierta con uno de sus principales y más reconocidos artistas. Valencia es Valdés y Valdés es Valencia: conoce nuestras calles, identifica el sabor de un buen arroz, distingue entre otros mil el paisaje de La Albufera y nadie le dice cómo huele la sal del mar mediterráneo. Sabe de nuestros aciertos y errores porque pese a que lleva años instalado en Nueva York ni la distancia ni el éxito le han torcido.
Su obra además hará mucho bien a una parte de la ciudad que bien lo merece porque ha permanecido años herida por la barrera de las vías del tren. Antes, un espacio urbanísticamente complejo. Ahora, un espacio de oportunidad que consolida al Parque Central como un referente cultural indiscutible de una nueva Valencia. Es un acto de justicia cultural que enriquece nuestro patrimonio y ofrece a las nuevas generaciones la oportunidad de conectar con la obra de un maestro reconocido indiscutiblemente en todo el mundo.
En estos tiempos en los que la política lo invade casi todo aún existen otros espacios de oportunidad donde, casi sin esperarlo, la vida recupera la normalidad. Circunstancias que responden a parámetros lógicos en los que, por ejemplo, no hace falta morirse para que a uno le reconozcan en su propia casa. ¿No les parece?
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