Puede volver a pasar

Trescientos sesenta y cinco días después el Polideportivo Jaume Ortí -esos espacios comunes donde los padres echamos horas y horas, ¿verdad?- vuelve a estar en pie. Aldaia, como el resto de los municipios afectados, ha ido levantándose y recuperando en tiempo récord infraestructuras que costaron décadas de conseguir.

Porque ¿cuánto cuesta construir una ciudad? ¿Cuántas generaciones han hecho falta para que nuestros pueblos dispongan de servicios básicos como un centro cultural, un colegio, un parque o un centro de salud? Décadas enteras. Que se construyera un nuevo instituto, un polideportivo o un nuevo parque infantil eran, hasta la riada, éxitos colectivos que se esperaban durante años.

Y, sin embargo, en apenas doce meses, hemos sido capaces de reconstruir gran parte de lo que el agua se llevó. Carreteras, vías de tren y tranvía o infraestructuras hidráulicas que hacen que nuestras ciudades renazcan. Un esfuerzo que hay que reconocer sin duda y que nos ha permitido volver al punto exacto donde estábamos hace hoy justo un año. No más.

Si, es verdad, hemos sido capaces de reponer todo el destrozo, de colocar lo que antes había. Pero no es suficiente. Muy poco de lo que resulta estructural y que requiere de la unidad y colaboración leal de todas las administraciones se ha resuelto. Siguen mirándose de reojo. Como si no hubiéramos aprendido la lección. Porque como dice don Antonio Gil Olcina «el agua siempre vuelve con las escrituras de propiedad en la mano». O lo que es lo mismo. Tarde o temprano volverá a pasar.

Pagamos los mismos impuestos que el resto de España y, ojo, este problema por resolver no afecta sólo a los valencianos. Nos pasó a nosotros, pero lo que ha pasado aquí puede volver a pasar en cualquier otro punto del país. Nos faltan presas, encauzar los barrancos que tejen nuestra comunidad, más tecnología que nos permita adelantarnos en la interpretación de los datos y más sistemas que unan la información y la hagan accesible. Nos falta confianza, lealtad, decisión y mucho apoyo real. Pasado lo imprescindible hay que resolver lo estructural y es nuestra obligación como generación resolverlo. En el futuro nadie comprenderá que seamos capaces de hacerlo.

España como nación ha sido capaz de afrontar situaciones muy complejas. Necesitamos un Pacto de Estado que construya una red de protección nacional que concite el compromiso de todos. Que nos defienda del agua, del clima extremo, el cambio climático y sus consecuencias.

Un año después de aquel fatídico día, queda poco o nada de cómo éramos los valencianos entonces. Nuestra realidad ha cambiado y también deben cambiar prioridades. Si no lo logramos juntos será un fracaso colectivo de toda nuestra generación. ¿No les parece?