El Nobel que Valencia ya conoce
Hoy bien podría empezar el día con la noticia de que al investigador y profesor valenciano Avelino Corma le han concedido el premio Nobel de ... Química. No sería nada extraño. Su nombre viene sonando ya muchos años y sería hora de que la Academia Sueca volviera a mirar al universo científico español tras los dos únicos galardonados españoles en la rama de ciencias -concretamente en Medicina- que se otorgaron a Ramón y Cajal y Severo Ochoa.
Corma tiene méritos y prestigio sobrados gracias a décadas de intenso trabajo. Sería un justo reconocimiento a un revolucionario pensador que se ha situado siempre a la vanguardia y los límites de la química. Pero es que además ha hecho de su profesión un ejercicio de coherencia, normalidad y ejemplaridad absolutamente excepcional. Alejado completamente del estereotipo de 'científico estrella'. Representa como nadie el éxito de la normalidad, de la cercanía frente a la crispación y la exageración cortoplacista de intereses partidistas con la que desgraciadamente convivimos.
Con su prestigio y trayectoria, cualquiera podría imaginarlo afincado en los USA, residiendo cerca del Instituto Tecnológico de Massachusetts y pronunciando ya con cierta dificultad el castellano. Inaccesible y centrifugado por su propio prestigio como en alguna de las leyes de Newton. Un cerebro fugado más a miles de kilómetros de aqui como hicieron otros muchos de su generación y padecemos en este país como mal endémico. Pero el profesor Corma eligió hacer otra ruta.
Su trabajo le sitúa hace décadas en la cima de la ciencia mundial. Con o sin Nobel. Es abrumador comprobar la cantidad de premios internacionales que ya ha recibido, los cientos de artículos científicos que ha aportado, los libros, entidades de las que forma parte o las más de 200 patentes registradas desde el Instituto de Tecnología Química que fundó hace más de 35 años con un presupuesto mínimo y locales tan improvisados como un antiguo aparcamiento del Politécnico de Valencia. ¡La versión más valenciana del garaje de Steve Jobs! Hoy cuenta con más de 200 profesionales trabajando, participan en multitud de proyectos internacionales y ese mismo instituto es un referente mundial de innovación en procesos industriales sostenibles. Ciencia aplicada a la realidad para eliminar contaminantes, transformar y mejorar procesos. Corma ha construido un legado que combina impacto científico, transferencia tecnológica y formación para las futuras generaciones.
Y todo desde Valencia. Su ciudad, su gente, su vida cotidiana. Una decisión simple en apariencia pero que le distingue y le identifica. Encarna una reza valiosa: un genio reconocido internacionalmente que sigue profundamente arraigado en su ciudad. Una combinación de rigor, creatividad y normalidad que convierte su carrera en un modelo para la ciencia española y mundial. Corma es un genio global cuyo ejemplo vital vale la pena reivindicar hoy más que nunca. Y es que, pase lo que pase hoy, la contribución del profesor Avelino Corma ya está escrita en forma de catalizadores y su grandeza no es sólo cuestión de premios. ¿No les parece?
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