La aventura de viajar a Madrid

Mientras se identifica y se pone algo de luz acerca de la identidad sobre quién recaerá el muerto de tal calamidad -bien sea colectiva o individual- convendría que se tuviera en cuenta la certeza de que este tipo de bichos nunca vienen solos, y que lo peor puede estar aún por llegar.

Léase por ejemplo garrapatas o, puesto que ya estamos a puertas de la temporada, las denostadas cucarachas que además son una especie que tiene una capacidad de supervivencia bárbara y suelen buscar mejor acomodo tras cualquier fumigación. Son resistentes. Seguro que les habrá pasado en alguna ocasión, si su vecino decide enfrentarse a ellas echándoles veneno su reacción inmediata será salir despavoridas en dirección a la casa vecina. Y se las encontrará como una legión a las puertas de tu casa. Estén prevenidos. En la mía, por si las moscas, ya estamos comprando cucal y pegamento venenoso por si deciden acecharnos.

Volviendo al lío de las comunicaciones y descartadas temporalmente las opciones de viajar en tren o en avión, si usted tiene la mala fortuna de tener que viajar a Madrid, olvide también la posibilidad romántica de hacerlo en lo que era la antigua Auto-res. Si la buscas, ni te sale en internet. Ya ni existe. Una pena más. Resulta que ahora se llama AVANZA y es tan moderna que da la opción de algo así como viajar en autobuses compartidos. Con lo bonito que sería una campaña ahora, aprovechando el momento de caos actual, recuperando esa vieja marca «Autores» que tan buenos recuerdos nos trae a muchos miles de valencianos y madrileños que usábamos esa línea.

Lo sé, es una recomendación emocional salida de las entrañas del pasado, totalmente alejada de la inteligencia artificial y de los algoritmos de los buscadores de internet que, por cierto, lo mejor que sugieren ahora como plan B es acudir a la fórmula de los coches compartidos. A mi juicio, la peor opción.

Esther Cidoncha. Antes de terminar este Andando y viendo recomiendo a los amantes del jazz una exposición de fotografías realizadas por la artista valenciana Esther Cidoncha. En la calle Guillem De Castro 110 podrán disfrutar de una pequeña selección de quien fue una de las grandes retratistas de este género y que ahora ha recopilado con acierto el Instituto Valenciano de Cultura. Tomadas en míticos lugares y festivales de culto de Nueva Orleans, San Sebastian, Roma, Madrid o el Perdido Club de Valencia, hay retratos de Ran Blake, Al Leavitt, Irvin Stokes o Lionel Louke. Si pueden, no se la pierdan.