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Combinaciones

No había una cafetería honesta de las que existieron y conocimos

MIQUEL NADAL

Jueves, 5 de junio 2025, 23:34

En realidad, no voy a hablar de combinaciones, sino de falsos viajes, o de la vida falsa a la que nos hemos acostumbrado. Una combinación ... infalible, que te lleva de un sitio a otro, es la del documental. Que te sugiere conocimiento, releer a autores, descubrir nuevos libros, y también, porqué no, hacer un viaje en el tiempo, y en el espacio a Buenos Aires o París. Es lo que me ha pasado con un documental sobre la biografía de Julio Camba. 'El hombre que no quería ser nada'. Descarto complicidades en primera persona, que también las hay, y se pueden leer entre líneas. Hay una columna de Camba en su etapa como corresponsal en París, que define la ciudad, como antes se definía nuestras ciudades, cuando se llegaba a lo desconocido, y surgía la sorpresa de lo desconocido, y no como ahora, en que viajamos a escenarios por confirmación, para tomar una foto que lo acredite. En el fondo no se trataba de la belleza de este o aquel edificio, sino de un estado de ánimo. De levantarse, y ser feliz, con solo saber que te levantas en París. En nada tiene que ver con la manera en que ahora visitamos cualquier espacio, en esta etapa de simulocracia. De la fatuidad con la que teatralizamos nuestros sentimientos. Hasta ese turismo que se detiene en los cementerios o en los suburbios, o en la miseria, para capturar una buena imagen. Un buen amigo me traslada un video de una réplica de París en una ciudad China, con su Torre Eiffel y las mansardas de Hausmann, y me da la impresión de que no tardará el tiempo en que, mediante o no la Inteligencia Artificial, se pueda recrear nuestra presencia en paisajes, ciudades y espacios de memoria, que nunca conocimos. Florencia, Roma, Nantes o Montevideo, a ritmo de decorado, sin la incomodidad del vuelo de bajo coste. Falsas ciudades, con falsa gastronomía, y recreaciones de la Capilla Sixtina, sin necesidad de hacer colas. De la misma manera que hemos renunciado a la auténtico, y nuestra pirotecnia se puede celebrar aquí o allá. De poco valen las protecciones, si al final solo dejamos las fachadas, y nada auténtico existe detrás. El ejemplo vale para un edificio o para un equipo de futbol. En una tarde de miércoles, entre la plaza, la calle de San Vicente y la Avenida del Oeste, no había una cafetería honesta de las que existieron y conocimos. El edificio Barrachina todavía tiene el rótulo, aunque en los bajos no haya nada auténtico, pero, ¿y la pasamanería Balaguer? ¿Quién la contará? San Patricio, Baleares, Noel, Lauria, Hungaria, sustituidas por franquicias de empanada argentina. Todavía tiene que nacer, por tanto, esa ciudad en la que levantarse y ser feliz, sin necesidad de ser nada, ni de exhibirse, ni de mendigar un triste reconocimiento.

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