Tras los pasos del Rey Sol
Sánchez está dispuesto a gobernar con poderes absolutos, doblegando la independencia judicial
Según la tradición popular, «si camina como pato y grazna como pato, es un pato». Y algo sospechoso hay con los dos movimientos que Pedro ... Sánchez pretende acometer en el poder judicial: el nombramiento exprés de 1.000 nuevos jueces y fiscales y una Fiscalía convertida en muñidora de cualquier investigación policial. Precisamente en su momento de mayor debilidad -cuando la corrupción le asfixia familiar y políticamente y la UCO aporta material probatorio irrebatible-, cualquier intento de intervenir en el funcionamiento del poder judicial resulta inquietante y, si me apuran, hasta obsceno. La famosa apariencia de culpabilidad, de la que tanto se habla últimamente, aquí se convierte en una confirmación por acumulación de indicios.
La contundencia de la protesta, con huelga prevista para los días 26, 27 y 28 de junio y más del 80% de los jueces dispuestos a secundarla, debería hacer reflexionar al Gobierno y a todos los grupos parlamentarios. Los paros, que no son fruto de un desencuentro puntual ni de un reclamo de condiciones salariales y laborales, responden únicamente al grito de alarma sobre la deriva autoritaria que suponen, al atentar contra la separación de poderes y la independencia judicial. Cuando una abrumadora mayoría del pilar fundamental del Estado se moviliza, el mensaje es inequívoco: no se puede seguir avanzando por este camino caciquil.
Hasta hoy, para convertirse en juez, un graduado en Derecho debe superar un proceso de oposición muy exigente -330 temas de memoria con 5 años de estudio de promedio- y dos años más de formación en el CEJ. Con la propuesta de Bolaños, un juez sustituto solo precisa de la titulación universitaria y de un dictamen, sin pasar por la oposición. Una rebaja radical de requisitos que cuestiona la preparación de quienes acceden al poder judicial y que abre con descaro la puerta a la politización de la justicia, al privar al CGPJ de los mecanismos tradicionales para nombramientos y promoción, aunque Bolaños lo llame «igualdad». Y sin olvidar la jugada de quitar a los jueces la potestad de ordenar investigaciones policiales, dejándola en manos de una Fiscalía General que, a su vez, es nombrada por el propio Gobierno.
De no dar marcha atrás y retirar ambos proyectos legislativos, habrá que concluir que Pedro Sánchez pretende erigirse como el nuevo 'Rey Sol' de España, dispuesto a gobernar con poderes absolutos, doblegando la independencia judicial. Por ahora, solo Junts ha manifestado públicamente su rechazo, mientras que el resto de socios de Gobierno ni se han pronunciado y las instituciones europeas andan observando con lupa a un Sánchez acorralado, sin crédito alguno, y más, tras el demoledor editorial publicado por The Times. ¿Intenta blindarse Sánchez ante futuros audios y nuevas investigaciones? Ya saben, si camina como un pato...
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