El villano

Lo que sucedió en el Despacho Oval no es escandaloso solo por su contenido sino por los testigos. Eso no se retransmite por televisión salvo que se pretenda humillar al reprendido. Como si el director del «high school» dejara abierto el micrófono del despacho para que todos los compañeros escucharan el chorreo que le cae al insolente y cómo intenta defenderse inútilmente.

En su reprimenda, Trump acusó a Zelenski de no preocuparse por millones de personas que están sufriendo y de buscar la III Guerra Mundial. Como si defender su patria fuera un crimen de lesa humanidad. Es lógico que Trump tome esa postura si lo que pretende es regalar Ucrania a Putin salvo la factura que él quiere cobrarse en forma de tierras raras. Con esa posición, Trump tiene vía libre para invadir Groenlandia, Canadá o Panamá sin que nadie ose criticar ni mover un dedo para impedirlo. Y Putin para hacer lo propio con el resto de países exsoviéticos.

Pero también, y ahí reside la preocupación local, para que Marruecos copie la aventura territorial en Ceuta y Melilla o, por qué no, en el sur de España. Lo inquietante, por tanto, no es la vileza del presidente norteamericano con el ucraniano, sino la actitud de Vox no solo hacia Ucrania sino sobre todo hacia su patria. Abascal, que sufre el mismo complejo que Aznar en la foto de las Azores, encantado consigo mismo por formar parte del selecto club de amigos del Todopoderoso, ha salido a defender a Trump de las críticas de los líderes europeos. Y la duda no puede ser más evidente. Para el líder de Vox, Trump es «el único que puede ayudar a Ucrania a defenderse». Aunque la defensa sea desmembrar el país y venderlo al mejor postor. Inevitablemente nos acongoja llevarlo al terreno local. No sé cuál sería la posición de Vox con el presidente norteamericano si Marruecos toma por la fuerza Ceuta y Melilla y Trump nos exige «flexibilidad» en la negociación, pero no quiero pensar que, para Abascal, la constatación de que solo Trump nos salvará implicaría perder territorio español.